sábado, 28 de junio de 2008

Entre papeles y pantallas

Perezosos bastardos. Así nos llama Michael Agger, editor de la revista digital Slate, a quienes leemos textos en una pantalla. A todos. Inclusive a quienes sabemos disfrutar de una tarde de lectura refugiados en nuestro sillón preferido. Su tesis señala que, frente a la pantalla, nos convertimos en devoradores de datos, dispuestos a derivar de link en link, saltearnos párrafos largos y abandonar al autor que no sepa llamarnos la atención con negritas, subtítulos e ideas digeribles a ritmo de fast food. La acusación se basa en las investigaciones de Jakob Nielsen, especialista en el modo en que la gente utiliza Internet, cuyo sitio UseIt es visitado por unos once millones de personas cada año. Sus investigaciones indican que, frente a una pantalla, los lectores -que no leen sino que escanean- valoran la lista corta, el uso ocasional de negritas, las frases breves, los subtítulos explicativos. Agger apunta que la caracterización se ajusta al tipo de lectura utilitaria en busca de datos, pero no a la lectura lúdica, por placer, más vinculada a la ficción que a la información. Respecto a este segundo tipo de lectura, si bien ya existen servicios de descarga de libros para leer en la pantalla del celular, como BooksInMyPhone, los intentos más serios de la industria digital por reemplazar el papel como soporte de lectura vienen de la mano de nuevos artefactos como el Kindle de Amazon o el papel electrónico, entre cuyos prototipos se destaca el desarrollado por Sony. El Kindle, lanzado hace siete meses, es una pantalla portátil que puede conectarse de modo inalámbrico para comprar libros entre unos 130.000 títulos disponibles y almacenar hasta doscientos. El prototipo de papel electrónico de Sony es una fina membrana de plástico traslúcido y flexible que permite, entre otras cosas, mirar videos. ¿Alguno reemplazará el papel? En su trabajo Psicología de la lectura por placer: necesidades y gratificaciones, el investigador Victor Nell explica que muchas recompensas de la lectura están mediadas por cambios de conciencia análogos al trance hipnótico. Por el momento, esto parece más fácil de alcanzar durante una tarde de lectura en nuestro sillón preferido que frente a una fina membrana de plástico. Ante la pantalla, probablemente nos seguiremos comportando como unos perezosos bastardos. Entre papeles y pantallas
Por Carlos Guyot, de la Redacción del diario La Nación de Buenos Aires
Ilustra : autorretrato zumbón con gorra azul tejida, por Dante Bertini