tag:blogger.com,1999:blog-89273613086311131622024-03-13T03:18:26.215-07:00¿la verdad verdadera?los textos ajenos que me hacen pensar - los jardines vecinos a dante bertiniDante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.comBlogger37125tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-37250254787099956932010-02-03T02:14:00.000-08:002010-02-03T02:57:59.110-08:00Argentina: doscientos años de soledad, por Tomás Eloy Martínez<b>(Este es el último artículo del escritor recientemente fallecido. Publicado por el diario español <i>El País </i>el día 29 de octubre de 2009, deberíamos considerarlo el testamento esclarecido de un intelectual sensible y comprometido, sobre todo, con su ética) </b><br />
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<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/S2lMTsbwK1I/AAAAAAAADaA/r_0G_oUyRmU/s1600-h/evita-peron.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" kt="true" src="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/S2lMTsbwK1I/AAAAAAAADaA/r_0G_oUyRmU/s320/evita-peron.jpg" /></a>La Argentina se ha ido tornando impredecible, un enigma ante el que se estrellan todas las respuestas. ¿Cómo imaginar el futuro inmediato entre las brumas de un país a la deriva? </div>Historia no es sólo aquello que se cuenta del pasado; es también, y a veces sobre todo, el relato de lo que se omite, de lo que queda en los márgenes. En mayo de 1910 Argentina celebró el primer centenario de su emancipación de la Corona española. Pocos meses después, el adolescente Juan Domingo Perón fue llevado por su abuela paterna al Colegio Militar de la ciudad de San Martín, donde estudió amparado por una beca de misericordia. Venía de un hogar inestable, errante, y en el colegio descubrió el único modelo de familia que conoció en la vida. Se dijo que si aquello era bueno para él, también debía ser bueno para el país.<br />
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Con esa escena empieza el siglo XX en Argentina. Tres décadas más tarde, cuando alcanzó el poder, Perón puso en práctica las lecciones de disciplina y orden que había aprendido en la milicia. Organizó el país en torno a la figura de un líder fuerte, carismático, cuya palabra era ley. Si bien esos dictámenes dependían de la aprobación de instituciones formales, como las dos cámaras del Parlamento y las cortes de justicia, las instituciones respondían por lo general a los designios del líder. A ese modelo jerárquico y autoritario pueden atribuirse las alternancias civiles y militares que se sucedieron a partir de 1955 y que cerraron el camino a todos los proyectos de desarrollo. Desde entonces Argentina se convirtió en un campo de batalla entre facciones que se disputaban fragmentos de poder y que obedecían, todas ellas, a diferentes caudillos únicos, intolerantes con las ideas de los otros. Cada uno de esos caudillos, a su turno, fue debilitando las instituciones, estimulando formas de corrupción cada vez más sofisticadas y más sometidas a la voluntad de quien estuviera al mando.<br />
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El peronismo domina la política argentina aun desde antes de que Perón regresara de su exilio en Madrid en 1973. Con el paréntesis de las dictaduras militares -que trataron, en vano, de aniquilarlo- se ha mantenido en el poder de una manera u otra hasta hoy y es posible que siga prevaleciendo durante otras dos o tres generaciones. Nadie, sin embargo, sabe con certeza qué es el peronismo. <strong>Y porque nadie sabe realmente qué es, el peronismo expresa el país a la perfección. </strong>Cuando un peronismo cae, por corrupción, por fracaso o por mero desgaste, otro peronismo se levanta y dice: "Aquello era una impostura. Este que llega ahora es el peronismo verdadero". La esperanza del peronismo verdadero que vendrá está viva en Argentina desde hace décadas, como si se tratara de un imposible Mesías que iluminará el fin de los tiempos, cuando el país recuperará la grandeza de una vez para siempre.<br />
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Argentina, así, se ha ido tornando impredecible, un enigma ante el que se estrellan todas las respuestas. ¿Cómo imaginar el futuro inmediato, la celebración del segundo centenario de la independencia entre las brumas de un país a la deriva? Las instituciones siguen inestables. A diferencia de lo que sucede en Chile y Brasil, cuando un gobierno sustituye a otro, los técnicos y los cuadros medios del gobierno que se va son desalojados y reemplazados por funcionarios promovidos menos por sus méritos que por afinidad de intereses con el caudillo de turno. Así se derriban proyectos elaborados durante años, se ponen a prueba otros y las buenas experiencias acumuladas se derrochan. El seleccionado argentino de fútbol es una eficaz metáfora del país. Algunos de sus jugadores se cuentan entre los mejores del mundo y los clubes europeos pagan fortunas para tenerlos en sus planteles. En Europa deslumbran pero en Argentina fracasan. Se pasean desorientados por los campos de juego, después de que demasiados entrenadores les han dado directivas opuestas. <strong>La grandeza está en la imaginación de todos. Nadie parece resignarse a los límites de la realidad.</strong><br />
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También el periodismo pierde la calma. Si el gobierno se crispa, si los humores se enardecen, el periodismo lo imita: se divide en facciones efervescentes, sordas a las razones de los bandos opuestos. El periodismo debería releerse a sí mismo. Muchos de los intereses y principios que defiende y predica hoy son inversos a los que defendía ayer.<br />
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A partir de lo que aparece ahora en la superficie de los hechos se vislumbra la silueta de un futuro más bien opaco, que en nada se asemeja al del primer centenario. En 1910 el gran Rubén Darío escribió un largo "Canto a la Argentina" impregnado de una imbatible fe en el futuro. "¡He aquí la región del Dorado, he aquí el paraíso terrestre,/ he aquí la ventura esperada!" La voz del gran Juan Gelman se oscurecía en 2004 al entonar su propio canto a la Argentina: "Cuando el dolor se parece a un país / se parece a mi país. Los/ sin nada envuelven con/un pájaro humilde que/ no tiene método".<br />
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En toda la despoblada extensión de Argentina se oyen tambores de guerra. La batalla por conservar el poder o por arrebatarlo es a vida o muerte. Sindicatos adictos al gobierno contra sindicatos adversarios; piquetes contra piquetes. Las calles de las grandes ciudades han entrado en ebullición. La justicia se mueve a paso lento, tratando de proteger las instituciones. Gracias a la justicia, el mejor legado del gobierno Kirchner no se ha perdido en el polvo de las reyertas. Los imperdonables crímenes de la dictadura, los robos de recién nacidos en cautiverio, las torturas despiadadas, los vuelos con prisioneros a los que se arrojaba vivos en el océano y en el río de la Plata, no van a quedar ya sin condena y sin memoria.<br />
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Que se haya recuperado la dignidad vuelve aún menos explicable que la educación agonice degradada en sótanos de negligencia que medio siglo atrás parecían imposibles. La influencia de la Iglesia, que ha sido siempre un poderoso factor de regresión e intolerancia, no cesa de crecer. La prédica de los últimos tiempos trata de llamar la atención sobre el escándalo de la pobreza, pero no recuerda que por la pobreza mueren cientos de madres adolescentes en abortos clandestinos y que la mortalidad infantil supera el trece por mil.<br />
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Todos los diagnósticos sobre Argentina del futuro inmediato son pesimistas, porque el país pone sus esperanzas muy en alto, evoca las grandezas del pasado y sigue creyendo en una superioridad que las dictaduras militares convirtieron en polvo.<br />
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Vale la pena entonces, volver los ojos y preguntarse dónde está ahora Argentina. ¿En qué confín del mundo, centro del atlas, techo del universo? ¿Argentina es una potencia o una impotencia, un destino o un desatino, el cuello del tercer mundo o el rabo del primero?<br />
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Siempre se creyó que Argentina estaba en un sitio distinto del que le habían adjudicado la geografía, el azar o la historia. Pero nunca hubo tanto divorcio entre la realidad y los deseos como en estos últimos seis años. Ya en 1810 una de las obsesiones argentinas era alcanzar la grandeza. Lo que ahora obsesiona al país es el miedo a la pequeñez. Para evitar ese derrumbe, se oye repetir una y otra vez: Somos grandes, estamos entre los grandes. La única lástima es que los grandes no se dan cuenta.<br />
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"Estamos llamados a iniciar una nueva era", escribía Juan Bautista Alberdi en 1838. Y después Sarmiento, Mitre, Martí, Roca, Darío: todos se sumaron al coro, todos esperaban que la grandeza se manifestara de un momento a otro. ¿Dónde estábamos entonces, en qué lugar? Éramos un inagotable cuerno de la abundancia: los ganados y las mieses se derramaban por los costados.<br />
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Hacia 1928, las estadísticas señalaban que Argentina era superior a Francia en número de automóviles y a Japón en líneas de teléfonos. A fines de 1924, el poeta nacional Leopoldo Lugones proclamó que los militares eran los "últimos aristócratas" del espíritu y les exigió que, espada en mano, ejercieran su "derecho de mejores", con la ley o sin ella y emprendieran cruzadas para imponer un "orden nuevo". Las sucesivas cruzadas de los "aristócratas del espíritu" -que culminaron en la guerra de las Malvinas, en los campos de concentración de la dictadura y en los cementerios de desaparecidos-, precipitaron el país en un desastre para el que todavía busca salida.<br />
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Pertenecer a lugares a los que sólo Argentina cree pertenecer; imaginarse árbitro, mediador, factor de decisión en pleitos a los que no ha sido invitada: tales son las antiguas maldiciones de la nación, los signos alarmantes de un destino descolocado. Los países del primer mundo se distinguen, a grandes rasgos, por tener seguros de desempleo, escasa o nula mendicidad, bajísimo índice de mortalidad infantil, educación laica, gratuita y obligatoria. Y trenes. Sobre todo trenes. Los trenes (más que cualquier otro medio de transporte) son el termómetro de cuándo un país anda bien y cuándo no. Vaya a saber por qué, pero la modernidad se mide a través de vagones puntuales, frecuentes y limpios, como lo descubrieron los alemanes del este cuando cayó el Muro y pudieron viajar, deslumbrados, en la segunda clase del expreso Francfort-Hamburgo.<br />
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Mucha de la infelicidad argentina nace de una lección que la realidad siempre contradice. A los niños se les enseña en las escuelas que son hijos de un país grande acechado por desgracias de las que no es responsable. Nunca le será fácil alcanzar la dicha a un país que cree tener menos de lo que merece y que desde hace décadas imagina que es más de lo que es. "¿Cómo se vive allá, en América Latina?", me preguntaba un amigo cuando volví del exilio. Argentina no estaba, entonces, en América Latina sino en ninguna parte: ni en el continente al que pertenecía por afinidad geográfica ni en la Europa a la que creía pertenecer por razones de destino. Estaba, como quien dice, en el aire. Lo peor es que cuando tenga que bajar, no sabrá dónde.Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-55494979200882827802009-11-11T06:59:00.000-08:002009-11-11T07:13:31.420-08:00El Capitán Alatriste opina de políticos<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SvrUM8zRSWI/AAAAAAAADN4/lt5OJHlX9Kw/s1600-h/alatriste.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 293px; height: 400px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SvrUM8zRSWI/AAAAAAAADN4/lt5OJHlX9Kw/s400/alatriste.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5402864021929019746" /></a><br /><em>Hace ya dos años, en la semana del 2 al 8 de septiembre de 2007, Arturo Pérez Reverte, escritor y periodista, publicó un artículo al que tituló "Esa gentuza".<br />Como nada ha cambiado y todos parecen olvidar hasta las noticias del día anterior, me pareció oportuno editarlo ahora en este blog sobre opiniones ajenas, desde hace un tiempo algo abandonado. </em><br /><br /><strong>ESA GENTUZA</strong><br />Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada.<br />Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.<br /><br />Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.<br /><br />Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.<br /><br />De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos. <br /><strong>ARTURO PÉREZ REVERTE, escritor.</strong>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-62565423923039215752009-09-10T01:54:00.000-07:002009-09-10T01:59:11.060-07:00ARGENTINOS EN CATALUÑA<a href="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Sqi_hIwHtBI/AAAAAAAADHI/QFjo1UyaGJs/s1600-h/b-hereu.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 266px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Sqi_hIwHtBI/AAAAAAAADHI/QFjo1UyaGJs/s400/b-hereu.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5379760330899960850" /></a><br />A FONDO / Ese uno por ciento de la población <br /><strong>por LAZARO COVADLO<br />para diario EL MUNDO</strong><br /><br />Vienen de muy diversos lugares de su lejana Argentina natal. Se dedican a las profesiones más variopintas.Viven en diferentes rincones de Cataluña. Son ya el 1% de la población catalana. Se calcula que unos 60.000 argentinos residen actualmente en Cataluña. La mayoría entiende y habla el catalán.Se han adaptado. Tanto que, incluso, se han convertido en un auténtico lobby cultural, pues muchos de ellos se dedican a la literatura. Algunos se instalaron en Cataluña en los años 70.Otros llegaron hace poco tiempo, cuando el carralito les expulsó de un país que había llegado a ser de los más ricos del mundo en aquellas primeras décadas del siglo pasado. Esta es la radiografía de la Argentina catalana. <br />BARCELONA.- Un chiste de moda refiere que una mujer está haciendo el amor con un argentino y en el instante del éxtasis exclama: «¡Dios mío!»; el compañero de cama responde: «En la intimidad podés llamarme Carlitos». Ciertamente, existe un tópico que pinta a los argentinos como pedantes, fanfarrones y sabelotodos. <br /><br />Laura d'Alessio no parece dispuesta a contradecir el estereotipo: tiene 29 años, ha llegado a finales de la pasada década y reside en Tarragona; es madre de dos niñas y posee el título de ingeniero de comunicación. Recientemente ha montado una empresa de informática.Le gusta bromear con lo que llama «la argentinización de Cataluña»: «Primero fueron los dentistas, inmediatamente llegaron los psicoanalistas, después vino la invasión de hormigas argentinas: ¡Indestructibles! A renglón seguido la plaga de cotorras... ¿No es verdad que son graciosas? ¡Y no hablemos de los jugadores de fútbol!: Hace años Maradona, después Saviola, ahora Messi. Por último el dulce de leche, puro sabor argentino. Los colonizaremos... ¡reíte de la invasión de los ultracuerpos, che!». Bromas aparte, es verídico que hay alrededor de 800 dentistas argentinos en Cataluña. Psicoanalistas, no se sabe exactamente cuántos, pero se habla de más de mil, entre lacanianos y otros. <br /><br />En el consulado (que comparte edificio con esta redacción) están empadronados unos 35.000, aunque se calcula que son más de 60.000 los que viven y trabajan en las diversas localidades catalanas.Hay quienes, teniendo en cuenta a los que no se han inscrito en el consulado o a los que gozan de doble nacionalidad -al compartir la argentina con la española o con la de cualquier otro estado comunitario-, mencionan la cifra de 80.000. «¿Viste?, flaco, ¡representamos más del 1% de la población de Cataluña!, podríamos sacar un diputado... o algo», comenta Carlos Tejar con el típico acento y los modismos de barrio popular de Buenos Aires. <br /><br />Lo cierto es que los argentinos de Cataluña constituyen un variopinto paisaje humano, están representados en casi todas las profesiones y situados en múltiples esferas y ambientes, en los que se encuentran desde el crack del Barça, el rosarino Lionel Messi, hasta el mencionado Carlos Tejar, del porteño barrio de Villa Devoto.Tejar tiene 34 años y tiene novia catalana, trabaja como operario en una empresa de construcción de Girona y se vino en 2001, cuando el corralito, que así se dio en llamar la debacle económica que hizo conocer la miseria a una tercera parte de la población argentina.Y es que las sucesivas crisis, económicas o políticas que periódicamente sacuden a la República Argentina son comparables a los zarandeos con que es tratado un árbol repleto de frutos maduros, los que comienzan a caer por efecto de la vibración. <br /><br />Exilio económico y político <br /><br />La crisis del corralito fue el último de los zarandeos. Se lo llamó así por un decreto del Gobierno de De la Rúa que incautó los depósitos bancarios de los ahorristas, una medida sin precedentes en las sociedades capitalistas modernas: el dinero de los depositantes quedaba «retenido» en un obligado corral y ellos no podían disponer de su legítimo patrimonio. Desgraciadamente, lo que había sido una nación de futuro en pocos días se convirtió en un estado de latrocinio. Los argentinos, pese a todo, no acabaron de perder el humor, como lo demostró una doctora antes de emigrar con su familia: «Nosotros, como gran parte de la alicaída clase media, estamos atrapados en el corralito. Pero estamos viendo una luz al final del camino, y está en Ezeiza [el aeropuerto internacional de Buenos Aires]». Fue a finales de 2001, y muchos de los que salieron entonces eran españoles que décadas antes habían emigrado a ese país, como un gallego que en los años 60 del pasado siglo acudió a buscar futuro a la Argentina y acabó volviendo a su tierra de origen. «Empezó a faltar el trabajo y tuve que cerrar el taller. Fui allí de joven buscando un paraíso que se ha convertido en un infierno. Ahora busco el paraíso en mi Galicia natal», explicó con su acento argentino, adquirido después de medio siglo de residencia en la provincia de Santa Fe. <br /><br />El del corralito fue un exilio económico, pero antes de esa sacudida hubo otras y, consecuentemente, se produjeron otras oleadas emigratorias, como la que se inició en el año 1976, con el advenimiento de la dictatorial Junta Militar presidida por el general Jorge Rafael Videla, tildado de genocida, que produjo un hervidero de exiliados políticos, muchos de ellos artistas e intelectuales que salieron disparados con el saludable propósito de salvar el pellejo. Y es que el siglo XX fue pródigo en exilios, y si las dictaduras fascistas del período de entreguerras y el régimen de Franco produjeron importantes diásporas políticas, los regímenes autoritarios del Cono Sur de América repitieron la historia expulsando del suelo patrio porciones considerables de su población al destierro europeo. <br /><br />Además del genocidio humano hubo otro cultural, como denunció en su día el gran escritor Julio Cortázar, quien afirmó que la dictadura había decretado la muerte de la cultura en el interior de Argentina. O como dijo también el poeta Alberto Szpumberg, que se refugio en Barcelona en aquel período sangriento y ahora alterna sus estadías entre la ciudad que lo acogió y Buenos Aires, su ciudad natal: «El exilio hizo del genocidio cultural un arma de lucha que señalaba más que el hecho efectivo de la muerte de la cultura argentina dentro de las fronteras, la voluntad del régimen de acabar con toda disidencia cultural y transformar a los intelectuales y artistas en subversivos culturales». Para Argentina, la fuga de sus ciudadanos más lúcidos y preparados significó un drenaje del material humano indispensable para la ejecución de cualquier proyecto de desarrollo. <br /><br />Pero no todos los exiliados de la década de los setenta lo fueron por la dictadura de Videla y los generales. Ya antes, merced al terrorismo fascista del tristemente célebre López Rega, con gran ascendiente sobre la viuda de Perón -a la sazón presidenta de la República-, la situación se había hecho insostenible para los opositores. «Que quede bien claro que yo me exilié antes de Videla; yo tuve que escabullirme de la mafia del Brujo [apodo de López Rega], porque debe saberse que la represión empezó bastante antes de lo que se cree», dice Horacio Vázquez-Rial, escritor de renombre, con prestigiosos premios literarios en su haber, que llegó a Barcelona a finales de 1974, un año antes del golpe de estado. El autor de Soldado de porcelana, Frontera sur, Las dos muertes de Carlos Gardel, y otros muchos libros, desde su llegada, además de escribir y publicar, ha tenido tiempo de licenciarse y seguidamente doctorarse en Geografía e Historia. <br /><br />Claro está que Barcelona ha sido, después de París, la ciudad predilecta de los escritores hispanoamericanos. Si nos centramos en los argentinos habrá que recordar que Julio Cortázar la visitaba asiduamente. Aquí vivieron y murieron Osvaldo Lamborghini y el poeta Luis Luchi, que fuera llamado El poeta de Parque Chás (un barrio popular de Buenos Aires), mientras que Lamborghini es tenido por escritor de culto, con reconocida influencia sobre narradores posteriores como César Aira (su albacea) y Ricardo Piglia. Otro escritor, y pensador estructuralista, que vivió y murió en Barcelona, fue Oscar Masotta (1930-1979), hoy mito de los psicoanalistas seguidores de la Escuela de Lacan. <br /><br />En Barcelona residen autores como Antonio Tello, narrador y poeta (El hijo del arquitecto; Sílabas de arena) y Dante Bertini, que obtuvo el premio La sonrisa vertical del año 1993 con la novela El hombre de sus sueños. Tello y Bertini pertenecen a la oleada de exiliados de la Dictadura Militar y ambos son miembros de la Junta Directiva de la ACEC (Associació Col.legial d' Escriptors de Catalunya), entidad en la que figuran muchos otros narradores, poetas, traductores y ensayistas argentinos. Es de rigor mencionar a Osías Stutman, Carlos Vitale, Daniel Alcoba, Enrique Lynch (ensayista y profesor de estética en la Universidad de Barcelona), Ricardo Alcántara, Matías Néspolo (poeta y periodista literario, autor de Antología seca de Green Hills), Ana María Becciu, Gabriel Barnes, Eduardo Hojman, Nora Catelli, Teresa Martín Tafarell, Mario Satz, Edgardo Dobry Neus Aguado o Lázaro Covadlo. <br /><br />Hay también literatos argentinos que viven fuera de Barcelona, como el poeta Federico Gorbea, que reside en Girona, mientras que la novelista Flavia Company, que escribe sus cuentos y novelas tanto en catalán como castellano, pasa la mayor parte del tiempo en Sant Carles de la Ràpita. Hija de catalanes radicados en Argentina, Company llegó a Catalunya a los diez años, junto con sus familiares. <br /><br />Un poeta argentino muy singular es Eduardo Mazo, más conocido como el poeta de Las Ramblas debido, precisamente, a que vende sus libros en Las Ramblas. Mazo, a quien no le interesa vehículizar su obra por medio de editoriales y librerías, hace años que se instaló en la calle. Tal vez sea uno de los pocos poetas que se gana la vida con sus versos. En las Ramblas de Barcelona también se ganan la vida las originales estatuas humanas. Entre estos curiosos personajes hay más de tres argentinos. Lo dicho: abarcan casi todos los rubros. <br /><br /><br /><br />--------------------------------------------------------------------------------<br />Artistas, músicos y cantautores <br />BARCELONA.- Argentina siempre contó con abundancia de buenos dibujantes e ilustradores. Horacio Altuna, desde hace muchos años vecino de Sitges, es uno de ellos. El dibujante de Las puertitas del señor López actualmente dibuja tiras diarias en El Periódico de Catalunya. Por otro lado, en Lleida vive, trabaja y coloca sus caricaturas en el diario El Segre Armengol Tolsa, que firma Ermengol, mientras que en el universo de la publicidad destaca el ilustrador Miguel Garigliano. Las prestaciones de este creativo y director de arte, de gran talento, se las disputan varias agencias de publicidad, entre las que figuran Mc Cann Ericson; Ogilvi & Mather, y Tiempo bbdo. Garigliano ha dirigido y escenografiado spots publicitarios televisivos de Nestlé, la Toja y otras marcas. <br /><br />El mundo del espectáculo tampoco está falto de argentinos. Algunos muy singulares, como el célebre transformista Angel Pavlovsky (La Diva), cuyo espectáculo, Orgullosamente humilde, estuvo seis años en cartel. Otro creador notable, aunque algo menos famoso, es Sergio Danti y Mira (sobrino nieto del doctor Mira y López). Danti, fundador en Barcelona de la empresa de espectáculos Fila 7, es hombre de variopintas maestrías: En tiempos pasados fue representante de actores, pero en la actualidad ejerce como humorista, actor y guionista de televisión; además de escritor, músico y cantautor. <br /><br />Claro que si hablamos de cantautores es obligado mencionar a Sergio Makaroff, que llegó a Barcelona en 1978, al que los aficionados a las etiquetas encuentran que resulta demasiado rockero para ser considerado un cantautor y demasiado cantautor para entrar en la categoría de rockero. Cuando editó Un hombre feo la crítica lo ensalzó: «En este disco hay cumbia, rap, tango, rock, milonga, ranchera...» <br /><br />Como quiera que sea, inevitablemente habrá que ir a parar al mítico Gato Pérez, otro grande llegado de Argentina, que vivió y murió en Cataluña, se embebió de cultura gitana y revolucionó el mundillo musical de la Ciudad Condal. ¿Quién, en el mundo de la Salsa no se acuerda de Javier Patricio Pérez más tarde renombrado como Gato Pérez, nacido en Buenos Aires en 1951 y llegado a Barcelona en 1966? A principios de los setenta el Gato forma su primer grupo musical, el Slobo. Tras formar parte de varios grupos musicales con los que tocó en Zeleste, Gato descubrió la fórmula. Fue en agosto de 1977, y el deslumbramiento ocurrió en las fiestas de Gràcia, donde tocaban los famosos gitanos del barrio. Desde ese momento el autor de El ventilador, Gitanitos y morenos y Todos los gatos son pardos quedó atrapado por la Rumba Catalana. El hecho cierto es que para Gato fue amor a primera vista y la hizo suya. Con la rumba, Gato por fin encuentra la música perfecta para esas letras increíbles que llegó a componer.Seguiría fiel al género hasta el fin de sus días, en 1990, en Caldes de Montbui. <br /><br />Los argentinos residentes en Cataluña se desempeñan en casi todas las profesiones y oficios. Además de los tan conspicuos artistas, psicoanalistas y odontólogos, hay mecánicos, camareros, cocineros, empresarios, dueños de restaurantes típicos, artesanos, profesores de idiomas, secretarias, publicistas, médicos, enólogos, astrólogos, agentes inmobiliarios y un largo etcétera. De ellos más de un 60% entienden y hablan catalán. Por haber, hay hasta ex guerrilleros.Es el caso de Mario Firmenich (Buenos Aires, 1948) fundador de la organización armada Montoneros, quien participó en el secuestro y posterior asesinato del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, al que Montoneros sometió a lo que llamó un «juicio popular».Más tarde Firmenich lideró la organización subversiva y se lo consideró como representante del ala más militarista del grupo.Licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires, posteriormente marchó a Barcelona, donde se doctoró en 1999 bajo la tutela del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, desempeñándose como profesor asociado en el Departamento de Teoría Económica de la UB. Actualmente reside con su familia en Vilanova i la Geltrú, y es profesor del Departamento de Economía de la URV. <br /><br />Una vez más: en Cataluña los argentinos son de lo más diversos, están en todas partes y hacen de todo. <br /><br />ilustra: el alcalde de Barcelona, foto extraída de la web.Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-65316947811320705862009-08-03T05:31:00.000-07:002009-08-03T05:44:40.990-07:00El lado de la verdad...<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SnbZTOa4MKI/AAAAAAAADDI/EsKNgxQrdmw/s1600-h/avedon+richard.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 314px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SnbZTOa4MKI/AAAAAAAADDI/EsKNgxQrdmw/s400/avedon+richard.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365714930370097314" /></a><br /><strong>-¿De qué lado estás vos?<br />- ¿Yo? ¡Yo estoy del lado de la verdad!</strong><br />(Copiar en el buscador de Google: <br />http://www.youtube.com/watch?v=QnxtAK8eOOQ <br />Pulsar entry)Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-38488564177231477832009-06-06T00:36:00.001-07:002009-06-06T00:40:50.947-07:00Un perdedor de cien años<a href="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SiocveqduSI/AAAAAAAAC9U/_XePRXhImHY/s1600-h/onetti.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 382px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SiocveqduSI/AAAAAAAAC9U/_XePRXhImHY/s400/onetti.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5344115509839116578" /></a><br />Que Juan Carlos Onetti cumpla cien años es una redundancia, porque ya los tenía cuando nació, en Montevideo, el 1º de julio de 1909. Pasaba la mayor parte del tiempo en la cama y la inmovilidad centenaria era su manera de entenderse con el mundo. En sus años finales recibió todos los honores que de sobra había merecido mucho antes, por una obra narrativa áspera y desilusionada como no hay otra en América latina. Era una personalidad difícil de tratar, desdeñoso aun con lo que le gustaba, malhumorado y de una timidez sin límites. Esas cualidades se reflejan en "el estilo crapuloso" que Mario Vargas Llosa analiza en su reciente ensayo sobre Onetti, El viaje a la ficción .<br />Cree Vargas Llosa que esa oscuridad, esa amalgama vertiginosa de historias trágicas y excrecencias del cuerpo, fracasos y humillaciones, desesperados y explotadores es más que una vena narrativa. "[Es] una protesta contra la condición que, dentro de la inconmensurable diversidad humana, hacía de él una persona particularmente para eso que, con metáfora feroz, se llama «la lucha por la vida»". El propio Onetti se lo dijo a María Esther Gilio: "Todos los personajes y todas las personas nacieron para la derrota. Uno puede detener la trayectoria del personaje en un instante de triunfo pero, si continuamos, el final es siempre Waterloo". Tal vez por eso llegó segundo a casi todos los premios a los que se presentó. Pero el último, y el más importante en lengua castellana, el Cervantes que recibió en 1980, le sirvió como conjuro.<br />Primero, quedó finalista del premio Farrar y Reinhart, de Nueva York, con la novela Tiempo de abrazar : le ganó Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno . Luego, el argentino Marco Denevi lo derrotó en el concurso Life en Español: su cuento "Ceremonia secreta" se impuso sobre el extraordinario "Jacob y el otro", que al comienzo no había quedado siquiera entre los seleccionados. Algo curioso, dado que es fácil reconocer allí la grandeza narrativa de Onetti. La historia ocurre en su ciudad mítica, Santa María, y varias marcas de su estilo -la monotonía y la asfixia de la vida cotidiana, la cruel explotación entre personas- se suceden. Al parecer, ni siquiera lo notó el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, uno de los jurados. Alguien debió de advertírselo porque en el fallo final "Jacob y el otro" fue agregado a una nómina de finalistas que lo omitía en su primera versión.<br />El premio Fabril ignoró El astillero -una obra maestra- y prefirió El profesor de inglés , una ya olvidada novela del argentino Jorge Masciángioli. Poco después, en 1967, cuando Vargas Llosa recibió el Rómulo Gallegos por La casa verde , señaló en su discurso que le parecía injusto distinguir esa novela sobre su competidora Juntacadáveres . Los otros finalistas del período, 1962-1966, eran Julio Cortázar por Rayuela , Carlos Fuentes por La muerte de Artemio Cruz y Gabriel García Márquez por El coronel no tiene quien le escriba .<br />Ese destino es una ironía para alguien que, cuando debió juzgar, lo hizo con una arbitrariedad casi pueril. Lo vi castigar a autores valiosos, entre ellos a Manuel Puig en el concurso Primera Plana-Sudamericana de 1969, para el que fue jurado con María Rosa Oliver y Severo Sarduy. Había consenso para premiar Boquitas pintadas , que Puig presentó con el título Tangos y boleros , pero Onetti la rechazó sin contemplaciones. "Quiero saber cómo escribe de verdad el coso ese cuando no copia cartas, fragmentos de calendarios, informes burocráticos, conversaciones telefónicas, informes policiales y avisos fúnebres", dijo. Y en 1974, cuando, junto con la escritora Mercedes Rein y el crítico Jorge Ruffinelli concedió el premio anual de narrativa de la revista Marcha al cuento "El guardaespaldas", de Nelson Marra, exigió que se aclarase en el fallo: "El jurado Juan Carlos Onetti hace constar que el cuento ganador, aun cuando es inequívocamente el mejor, contiene pasajes de violencia sexual desagradables e inútiles desde el punto de vista literario".<br />A la dictadura que dominaba Uruguay no le importó: supuso que el cuento se burlaba de un comisario muerto años antes por la guerrilla Tupamaros y envió a la cárcel a Onetti (de sesenta y seis años en ese momento), a Rein (enferma de cáncer), al director de Marcha Carlos Quijano y a Nelson Marra, quien fue condenado por la Justicia Militar y sufrió cuatro años de torturas antes de salir al exilio. Ruffinelli se hallaba en México en el momento del escándalo; quedó prófugo con una orden de captura por diez años.<br />Sin el complemento habitual de whisky y cigarrillos, Onetti leyó novelas policiales durante su reclusión en una celda y su posterior traslado a un neuropsiquiátrico, gracias a la presión internacional. El encierro desquició en más de una ocasión a este autor de tantos personajes suicidas y, cuando llegó a España, meses más tarde, creía que lo había perdido todo y que su futuro era un páramo. "De hecho, ya no me interesaba mi vida como escritor", dijo al recibir el Cervantes. Había pasado mucho tiempo sin escribir y sólo un año antes del premio, en 1979, volvió a publicar: Dejemos hablar al viento . Hasta su muerte, el 30 de mayo de 1994, nunca regresó a Uruguay. José María Sanguinetti, el primer presidente de la recién recuperada democracia, le llevó a Madrid su Gran Premio Nacional de Literatura.<br />No fue más amable con las mujeres. Se casó cuatro veces, las dos primeras con primas que eran hermanas entre sí: María Amalia Onetti y María Julia Onetti. Cuando se separó de la tercera esposa, Elizabeth María Pekelharing, se casó para siempre -los cuarenta años de vida que le quedaban- con la violinista Dorotea Muhr. La frase con que le dedicó, en 1960, La cara de la desgracia (un librito parco, de 50 páginas, editado por Alfa en Montevideo, con la fotografía de una bicicleta abandonada y una orla verde en la portada), fue para el lector tan cruel y misteriosa como el propio relato: "Para Dorotea Muhr, ese ignorado perro de la dicha". La enigmática declaración de amor o compasión o cólera resumía sus tortuosos vínculos con la realidad.<br />Rara vez las historias personales de un escritor sirven para iluminar su obra. En el caso de Onetti, las formas ácidas de sus amores son, sin embargo, el preciso complemento de las mujeres estériles, mutiladas o vejadas por la vida que desfilan en sus ficciones implacables. Ciertas frases rápidas como látigos definen esas relaciones. El verso final de un célebre poema de Idea Vilariño -con la que Onetti vivió una desdichada y larga historia sentimental- es el eco de las infinitas amarguras que compartieron. "No te veré morir", profetiza Idea. No hay peor condena que ésa en el amor: vivir de espaldas a la muerte de alguien a quien alguna vez se le dio todo.<br />Cuando en julio de 1967, el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Venezuela, que estaba a punto de conceder por primera vez el premio Rómulo Gallegos, concentró en Caracas a unos veinte escritores y críticos latinoamericanos, Onetti llegó temprano y se encerró en su habitación del hotel Tampa. Se tumbó en la cama, se negó a salir y no hizo otra cosa que escribir, beber whisky, fumar y leer novelas policiales. El diario El Nacional envió a la más brillante de sus redactoras literarias, Marie-Jose Fauvelles, una joven poeta nacida en Francia que firmaba con el seudónimo de Miyó Vestrini. Desde luego, jamás logró que le atendiera el teléfono. Se instaló entonces en el vestíbulo del Tampa y empezó a enviarle poemas junto con insistentes pedidos de entrevista. Al tercer día, Onetti cedió a la curiosidad y aceptó hablar con ella, pero no más de veinte minutos. Fueron cinco días.<br />Dolly lo amó como era: con su bohemia, su desasosiego y su insaciable apetito por otras mujeres. Le aseguró a Vargas Llosa que fue feliz a su lado. Ahora la ilusiona que se lo esté leyendo más: "Estos homenajes lo traen a la vista pública", dijo la semana pasada, cuando inauguró el Año Onetti en Uruguay con la lectura de fragmentos de El pozo , la primera novela. Logró, de algún modo, reconciliarlo con sus orígenes: en la cúpula del legendario teatro Solís, una foto que el artista Hermenegildo Sábat le tomó a Onetti, retrabajada por el fotógrafo Juan Carlos Urruzola, lo muestra, gigante, mirando a la Montevideo de sus infinitas derrotas.<br /><strong>Tomás Eloy Martínez <br />Para LA NACION</strong> Foto : EFEDante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-57532663113689720512009-01-18T13:40:00.000-08:002009-01-18T13:50:18.480-08:00atrocidades propias, poema XI<div align="center"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5292753150615598930" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 318px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SXOi8sJFt1I/AAAAAAAACaQ/18fZSXoebkI/s400/arthur+tress.bmp" border="0" /> Me pregunto<br />si algún animal conoce<br />el miedo en extrema pureza<br />el miedo del despertar<br />el miedo de la eternidad sin<br />rastros de su existencia<br />que ha de empezar en cualquier momento<br />- un mal cálculo<br />en la caza cotidiana<br />una caída<br />una emboscada funesta –<br />Me pregunto<br />qué sueña el animal herido<br />el mundo está impregnado<br />de horribles dolores animales sin opio<br />me imagino<br />su espanto tocado por la vara de la agonía<br />subiéndole desde el dedo<br />hacia la voz<br />me pregunto si anhela la muerte como<br />una fruta temblando en el horizonte<br />me pregunto si llora<br />si en el último minuto<br />una imagen de mujer<br />-en su ojo oxidado-<br />lo consuela.</div><div align="center"><strong><span style="font-size:85%;"></span></strong></div><div align="center"><strong></strong> </div><div align="center"><strong>Poema de Laura Frucella - F</strong><strong>otografía de Arthur Tress</strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-21124352409238548662008-11-23T05:43:00.001-08:002008-11-23T05:55:23.076-08:00¿Censura?<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SSlgNN5w6EI/AAAAAAAABwo/zEfEEKEU2wI/s1600-h/erwin+wurm.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5271850619000383554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 273px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SSlgNN5w6EI/AAAAAAAABwo/zEfEEKEU2wI/s400/erwin+wurm.jpg" border="0" /></a>(Noticia publicada el 22-11-2008 en <strong><a href="http://www.libertaddigital.com/">Libertad Digital</a></strong>)<br /><br /><div>Miles de personas han clamado este sábado a favor de la libertad de expresión y contra el caciquismo del CAC, el órgano censor de la Generalidad. Bajo el grito de "libertad, libertad", los congregados han portado decenas de pancartas así como banderas catalanas y españolas.<br />La afluencia ha sido tal que la policía autonómica se ha visto en la obligación de cortar gran parte de la calle Entença -de cuatro carriles- en la que se sitúa la sede del Consejo Audiovisual de Cataluña, pese a que el Ayuntamiento de Barcelona no tenía intención de hacerlo. Tampoco se retiraron los vehículos estacionados en la zona, impidiendo el acceso de las personas. Pese a ello, han sido miles los asistentes, llamados por Ciudadanos. El PP no ha secundado la protesta, pese a enviar un comunicado en el que apelan a "la libertad de expresión en toda su extensión".<br />El reparto del dial catalán acabó con dos emisoras menos para la COPE -la de Lérida y Gerona- y tres menos para el grupo Vocento. De hecho, en la concentración no se han dejado de oír mensajes de apoyo hacia la emisora de la Conferencia Episcopal. "Federico, Federico", han coreado, en referencia al director de "La Mañana" de la COPE. "Queremos la COPE, queremos la COPE", han dicho en otro momento del acto.<br />El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha subrayado en su discurso que "somos ciudadanos, no súbditos" y recordó a las miles de personas reunidas que "desde el sofá no podemos hacer nada" contra lo que ha considerado un "oasis putrefacto". Por ello, indicó que "cada vez somos más los que no queremos mirar a otro lado" por lo que "tenemos que pasar a la acción".<br />Rivera habló ante las puertas del CAC, entre numerosos gritos de los reunidos en favor de la libertad de expresión, recordó que este organismo "es el guardián de esta supuesta nación inventada" aunque puntualizó que "detrás del CAC está la mano de la Generalidad". Denunció además que en un supuesto organismo independiente siete de sus diez miembros hayan sido diputados o alcaldes y tengan sueldos de hasta 130.000 euros.<br />"Nos enfrentamos al neocaciquismo", indicó el parlamentario catalán. Dijo que la esencia es que aunque no se esté de acuerdo con las opiniones de los medios de comunicación exista la libertad y posibilidad de poder escucharlos. En este sentido, añadió que "si no nos movemos los ciudadanos no lo va a hacer nadie".<br />Por su parte, otro de los representantes de Ciudadanos, Jordi Cañas, deleitó a los presentes con un discurso claro y sin complejos y denunció que el objetivo final de medidas como la del CAC es contribuir a la "construcción nacional". "El nacionalismo necesita una ciudadanía manipulada y manipulable y el principal obstáculo para conseguirlo es la libertad de expresión", aseguró.<br />Subrayó también que el Consejo Audiovisual de Cataluña tiene un coste para los catalanes de diez millones de euros anuales, un organismo que "pretende amordazar a los medios" en esta comunidad. De hecho, afirmó que las atribuciones del CAC son "únicas en toda Europa", propias "de regímenes totalitarios" y denunciadas por organismos internacionales.<br />Calificó de "advertencia" la retirada de las licencias a varios medios de comunicación como a COPE que, a su juicio, ha sido realizada con "un mecanismo perverso, el crimen y el castigo". "Quien critica al poder es castigado", señaló. El objetivo es que los propios medios de comunicación sean "sumisos" y se apliquen una censura previa.<br />Cañas subrayó que <strong>"cuando la verdad y la libertad se convierten para los nacionalistas en valores prescindibles queremos decir que seremos un baluarte de la libertad y la defenderemos siempre". </strong>Y acabó con un "viva la libertad".</div><br /><div><strong><span style="font-size:85%;">Fotografía de Erwin Wum</span></strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-42752461894914782182008-09-27T09:00:00.000-07:002008-09-27T09:09:00.367-07:00¡El Crac del 2008!<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SN5aYKRgldI/AAAAAAAABpI/Tw3Df-gRV_M/s1600-h/abece.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5250733586681730514" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SN5aYKRgldI/AAAAAAAABpI/Tw3Df-gRV_M/s400/abece.jpg" border="0" /></a>Mientras George W. Bush hablaba sobre terrorismo, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, los norteamericanos se preguntaban hasta dónde llegará la crisis que el Estado intenta conjurar, tomando 700.000 millones de dólares del bolsillo de los contribuyentes; es decir, cien mil millones más que la deuda generada por la guerra en Irak.<br />Desde hace un año y medio, cuando el sistema financiero comenzó a intoxicarse con el colapso de las hipotecas, a los norteamericanos comunes se les hizo cada día más difícil pagar el seguro de salud, financiar los estudios universitarios de los hijos, comprar la misma cantidad de alimentos con la misma suma de pocos meses atrás y llenar el tanque de nafta en un país donde la mayor parte de la población está obligada a manejar. Algunos ni siquiera pueden vender la casa para poner fin a la pesadilla de la hipoteca. Las propiedades valen hoy casi 20% menos de lo que se pagó por ellas hace dos años, en plena burbuja inmobiliaria, y la deuda es superior al valor de la vivienda. El tema está en boca de todos porque la crisis, más allá de la complejidad de su ingeniería financiera o sus números inasibles -el salvavidas representa sólo una parte de los ocho billones de dólares sueltos en créditos hipotecarios- refuerza la impresión de que la economía norteamericana sigue un rumbo de catástrofe debido a lo que Joseph Stiglitz llamó "ocho años de mala gestión económica". Los primeros golpes alcanzaron a las clases bajas; ahora, la clase media sucumbe a la inflación en el supermercado o cuando recibe las abrumadoras cuentas de electricidad y gas, en un país que consume más del 25 por ciento del petróleo mundial y que envió su precio a los cielos.<br />En el suburbio de Nueva Jersey donde vivo, los carteles de "ejecución judicial" se alternan con los que adornan los jardines en apoyo a Obama-Biden o McCain-Palin. Un colega de la universidad donde enseño envió un correo electrónico a sus amigos para recomendar dos páginas de Internet que ayudan a ahorrar combustible. Una de esas páginas, www.GasBuddy.com, busca el surtidor más económico de la zona; la otra, www.fueleconomy.com, traza el camino más corto de un punto a otro para gastar menos. "Pagar más de cien dólares en la estación de servicio es asunto de todos los días para la gente con camionetas familiares", dice un vendedor de Home Depot, de White Plains, estado de Nueva York. "Eso da miedo. Si el galón de nafta llega a 10 dólares (y la semana pasada estaba en 4,32, aunque ahora bajó a 3,99), vamos a caer en el infierno de la depresión."<br />Casi ochenta años después, la palabra depresión todavía eriza la memoria de las familias que sucumbieron a la crisis bursátil de 1929, cuyos efectos letales sobreviven en las novelas de Steinbeck y en las películas de la serie negra. Los historiadores coinciden en que las semillas del desastre pueden rastrearse en la torpeza de las administraciones de Hoover y Coolidge, y en la convicción de los conservadores en que los mercados podían regularse a sí mismos. Fue necesaria la audacia de un estadista brillante, como Franklin D. Roosevelt, para imponer planes que generaron trabajo, protegieron la salud, la educación y los ahorros de los sectores más bajos. Dos de las casas que se construyeron frente a la mía datan de esa época. Son modestas, tienen un pequeño jardín y se terminaron de pagar en 1956, sin traumas.<br />La tradición popular supone que los años de Roosevelt fueron luminosos hasta que les cayeron las sombras de Pearl Harbour, en 1941. Fue antes de esa época cuando, en 1933, una ley conocida como la Glass-Steagall, impidió que los bancos comunes jugaran en la bolsa y luego no tuvieran cómo devolver los ahorros a los ciudadanos. Las paradojas, sin embargo, entorpecen hasta las mejores intenciones. Algunas firmas de Wall Street franquearon el obstáculo y crearon los bancos de inversión que están ahora en el centro de la tormenta. Son los que compraron los fondos hipotecarios dudosos, los partieron y los reagruparon en nuevas inversiones que volvieron a colocar, permitiendo que se pagaran salarios como el de Richard Fuld, director ejecutivo de la quebrada Lehman Brothers: 45 millones de dólares el año pasado. Como tantos otros bancos de inversión, Lehman Brothers y Fuld se desbarrancaron cuando la gente no pudo seguir pagando sus hipotecas.<br />No es a los especuladores y timberos de Wall Street sino a los norteamericanos endeudados que quieren mantener sus casas y no pueden a los que -según cree el candidato demócrata Barack Obama- debería ir el apoyo que se está pidiendo al Estado. Lo ha dicho su asesor Stiglitz: "Podemos fomentar la renegociación de las hipotecas para que menos personas se vean obligadas a perder sus casas. Pero ningún inversor privado querría quedarse con estos valores que se imponen por la fuerza a los contribuyentes". Stiglitz recomienda lo que hizo la Corporación de Préstamos a Propietarios de Hogares (HOLC), creada durante la Gran Depresión: compró las hipotecas difíciles de pagar y las refinanció para que la gente mantuviera sus casas y aportara recursos legítimos al sistema financiero.<br />Obama, senador como su adversario, John McCain, prefiere reflexionar un poco antes de aprobar el salvavidas de dinero que quiere imponer el presidente Bush. Obama recordó que, ante la evidente inutilidad de los recortes de impuestos a las corporaciones, es "absolutamente necesario" un recorte de impuestos a la clase media. Aprovechó la ocasión para enfatizar su campaña de cambio: "Si queremos que la economía crezca, si queremos prevenir que una crisis como ésta vuelva a suceder, debemos cambiar a Washington. Debemos reformar nuestro sistema político, basado en el lobby. Debemos reformar las reglas que le permiten a Wall Street hacer cualquier cosa y pasarle la cuenta al pueblo".<br />Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, exige que los 700.000 millones de dólares se concedan ya mismo. Dice que sabe lo que hace, y sin duda lo sabe.<br />Hasta 2006, cuando se integró al gobierno actual, fue presidente de otro banco de inversión que sucumbió a la crisis, Goldman Sachs. Al retirarse, recibió 38,5 millones de dólares en concepto de su último bono, y ahora enfrenta en el Congreso la exigencia de una cláusula a la ley de rescate que limite los salarios de siete dígitos en Wall Street.<br />Aunque se manifiesta "incómodo" por la exigencia de votar a libro cerrado, el candidato John McCain defiende el pedido de Washington. "Vamos a hacernos cargo de esos préstamos malos", ha dicho. "No niego que sea enredado, no niego que sea costoso. Pero tenemos que detener la sangría."<br />"Sería el rescate mayor de la historia norteamericana", dice un médico de Albany, capital del estado de Nueva York. "Permitiría que las instituciones financieras afectadas pudieran seguir dando créditos y no se ahogaran. Si eso sucede, la tempestad se llevará muchos empleos. Pero no estoy de acuerdo, porque esos 700.000 millones saldrán del bolsillo de los contribuyentes, y endeudarán a nuestros hijos y nietos. Compraríamos valores que nadie sabe si alguna vez podremos recuperar. Es una historia ya conocida: mil millones aquí, mil millones allá y así hemos llegado a un déficit enorme, cuando Bush asumió con superávit. Podemos estar ante la puerta de un futuro peor."<br />El presidente que los norteamericanos elijan en noviembre cargará con el costo de esta crisis que supera al "lunes negro" de 1987, el tequilazo de 1994, la cesación de pagos de Rusia en 1998 y la explosión de la burbuja puntocom en 2000. El default argentino de 2001 -que para Paul O Neill, entonces secretario del Tesoro, iba a ser pagado por "los plomeros y los carpinteros" norteamericanos- representa, modestamente, el 20 por ciento de la quiebra de una sola empresa, Lehman Brothers. Aún no se sabe cómo se escribirá la historia, pero todo parece indicar que, en el otoño boreal de 2008, está naciendo un crac tan letal como el de 1929.<br />El Consenso de Washington, que pregonó el neoliberalismo en todos los continentes y dejó una estela de pobreza en América latina, acaba de fracasar en su país natal y ahora requiere un salvavidas del Estado, que era una institución tabú. Los caminos que elijan Obama o McCain serán, sin duda, diferentes, pero la responsabilidad que asumen es la misma: definir el destino de un mundo donde la crisis ha golpeado a la primera potencia sin que aún se pueda vislumbrar en el horizonte un camino nuevo. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5250733313564508226" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SN5aIQ1SgEI/AAAAAAAABpA/nwZ_UagT-9o/s400/abec%C3%A9.jpg" border="0" />Por Tomás Eloy Martínez Para LA NACION HIGHLAND PARK, NJDante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-43318836117849235062008-06-28T01:22:00.000-07:002008-06-28T01:38:30.425-07:00Entre papeles y pantallas<a href="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SGX17He3ksI/AAAAAAAABaQ/gUDd8qomkz0/s1600-h/oct2007+052.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5216846139348193986" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SGX17He3ksI/AAAAAAAABaQ/gUDd8qomkz0/s400/oct2007+052.jpg" border="0" /></a><strong><em>Perezosos bastardos</em></strong>. Así nos llama Michael Agger, editor de la revista digital Slate, a quienes leemos textos en una pantalla. A todos. Inclusive a quienes sabemos disfrutar de una tarde de lectura refugiados en nuestro sillón preferido. Su tesis señala que, frente a la pantalla, nos convertimos en devoradores de datos, dispuestos a derivar de link en link, saltearnos párrafos largos y abandonar al autor que no sepa llamarnos la atención con negritas, subtítulos e ideas digeribles a ritmo de fast food. La acusación se basa en las investigaciones de Jakob Nielsen, especialista en el modo en que la gente utiliza Internet, cuyo sitio UseIt es visitado por unos once millones de personas cada año. Sus investigaciones indican que, frente a una pantalla, los lectores -que no leen sino que escanean- valoran la lista corta, el uso ocasional de negritas, las frases breves, los subtítulos explicativos. Agger apunta que la caracterización se ajusta al tipo de lectura utilitaria en busca de datos, pero no a la lectura lúdica, por placer, más vinculada a la ficción que a la información. Respecto a este segundo tipo de lectura, si bien ya existen servicios de descarga de libros para leer en la pantalla del celular, como BooksInMyPhone, los intentos más serios de la industria digital por reemplazar el papel como soporte de lectura vienen de la mano de nuevos artefactos como el Kindle de Amazon o el papel electrónico, entre cuyos prototipos se destaca el desarrollado por Sony. El Kindle, lanzado hace siete meses, es una pantalla portátil que puede conectarse de modo inalámbrico para comprar libros entre unos 130.000 títulos disponibles y almacenar hasta doscientos. El prototipo de papel electrónico de Sony es una fina membrana de plástico traslúcido y flexible que permite, entre otras cosas, mirar videos. ¿Alguno reemplazará el papel? En su trabajo Psicología de la lectura por placer: necesidades y gratificaciones, el investigador Victor Nell explica que muchas recompensas de la lectura están mediadas por cambios de conciencia análogos al trance hipnótico. Por el momento, esto parece más fácil de alcanzar durante una tarde de lectura en nuestro sillón preferido que frente a una fina membrana de plástico. Ante la pantalla, probablemente nos seguiremos comportando como unos perezosos bastardos. Entre papeles y pantallas<br /><strong>Por Carlos Guyot, de la Redacción del diario La Nación de Buenos Aires</strong><br /><strong><span style="font-size:85%;">Ilustra : autorretrato zumbón con gorra azul tejida, por Dante Bertini<br /></span></strong><div><a href="http://www.useit.com/" target="">http://www.useit.com</a></div><div><a href="http://www.booksinmyphone.com/" target="">http://www.booksinmyphone.com</a></div><div><a href="http://www.amazon.com/Amazon-com-kindle/dp/B000FI73MA" target="">http://www.amazon.com/Amazon-com-kindle/dp/B000FI73MA</a></div><div>Sony epaper: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=k6bkmPjVF-k" target="">http://www.youtube.com/watch?v=k6bkmPjVF-k</a></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-90976873294240567952008-05-23T01:19:00.000-07:002009-06-21T15:02:39.930-07:00¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN?<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SDaBriGNchI/AAAAAAAABSA/pGJmQcjO37I/s1600-h/abc.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5203489004360397330" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/SDaBriGNchI/AAAAAAAABSA/pGJmQcjO37I/s400/abc.jpg" border="0" /></a>Pregunta: ¿Cual es la auténtica definición de Globalización?<br />Respuesta: La muerte de la princesa Diana de Gales.<br />Pregunta: ¿Y eso por qué?<br />Respuesta: Una princesa inglesa, con novio egipcio, se estrella en un túnel francés, conduciendo un coche alemán con motor holandés, conducido por un belga que estaba borracho de whisky escocés, seguidos de cerca por Paparazzis italianos, en motos japonesas; tratados por un doctor americano que usaba medicinas brasileñas. Y este mensaje ha sido enviado por un canadiense, usando tecnología de Bill Gates, y probablemente usted, un hijo de italianos nacido en la argentina y nacionalizado español, lo esté leyendo en su ordenador, que usa chips de Taiwan, y un monitor coreano, montado por trabajadores de Bangladesh en una planta de Singapur, transportado por camioneros indios, contratados por indonesios, y descargado por estibadores sicilianos, y que ha sido trasladado hasta usted por marroquíes ilegales.<br />¡Eso, amig@ mí@, es la Globalización!<br /><span style="font-size:78%;"><strong>photo de ribeiro</strong></span><br />Texto extraído de la web.Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-90311773950253867782007-12-01T02:14:00.000-08:002008-03-03T08:56:20.323-08:00¡Ha entrado un hombre desnudo!<a href="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/R8wtaTY2FVI/AAAAAAAABKI/P4eELM1wmoc/s1600-h/yulbrynner010503(1).jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5173560001846187346" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/R8wtaTY2FVI/AAAAAAAABKI/P4eELM1wmoc/s400/yulbrynner010503(1).jpg" border="0" /></a><br /><div><a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/R1E33WVswfI/AAAAAAAAA7A/YwBtGarLRo0/s1600-R/erwitt_004.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5138950073835373042" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/R1E33WVswfI/AAAAAAAAA7A/9RUGdgSh_J0/s400/erwitt_004.jpg" border="0" /></a>"¡Ha entrado un hombre desnudo! ¡Qué confianzudo, qué confianzudo!" Así gorjeaba en un escenario porteño, medio siglo atrás, la vedette Sarita Rivera, en el vodevil del mismo título. El confianzudo en cuestión era un actor excelente, Daniel de Alvarado, sin duda obligado a asumir tan riesgoso papel por razones económicas. Claro que ni soñaba entrar desnudo: un oportuno guiño de las luces creaba la ilusión de que la protagonista, en una noche de insomnio, recibía al visitante inesperado, a quien de inmediato arrojaba una bata para cubrirse. Sarita fue todo un personaje de la Buenos Aires de entonces, algo así como la reina del kitsch , y una auténtica pionera en materia de desnudo en el teatro, puesto que ha sido, probablemente, la primera estrella de revista que se atrevió a aparecer sin más ropa que una cinta dorada: reclinada en una media luna, con ayuda de esforzados maquinistas, descendía lentamente hacia el tablado mientras entonaba una canción, sin bajarse de su vehículo espacial.<br />* * * El tema de hoy viene a cuento porque un amigo me envió, días atrás, un e-mail avisándome que en YouTube se referían, con imágenes y sonido, al último Festival de Spoleto, en el que el tenor australiano <a href="http://es.youtube.com/watch?v=TonDENx1bik&feature=related"><span style="color:#ff0000;">Randall Scotting llamó la atención por interpretar, completamente desnudo,</span></a> (ver link) el papel de Hércules en una ópera de Vivaldi, <em>Ercole sul Termodonte</em> . Mi amigo me preguntaba si yo conocía algún antecedente y cuál era, a través del tiempo, la historia del desnudo masculino en el teatro. Del desnudo femenino, sabemos de sobra todas las etapas que ha atravesado desde los primeros espectáculos, en la antigua Grecia, y conocemos el concepto que los griegos tenían de la desnudez y de la belleza masculina. Pero a las mujeres se les prohibía asistir a las olimpíadas, porque los atletas estaban desnudos Innecesario referirse a la causa de la prohibición: la conocemos todos, y no está de más recordar que esa causa ha merecido una notable reflexión del ilustre escritor inglés John Berger, en su libro El tamaño de una bolsa (Taurus, 2004), al comentar la reciente limpieza de los frescos de la Capilla Sixtina. Y tal vez convenga aclarar aquí que el tenor Randall Scotting, tal como se lo ve en YouTube, además de hermosa voz tiene un físico armonioso que le permite circular por el escenario muy suelto de cuerpo, sin más ropa que la famosa piel del león de Nemea. Pocos de sus colegas podrían incurrir en la misma travesura. Volvamos a la historia. Los romanos, al revés de lo que suele creerse, fueron bastante más pudorosos que los griegos en la materia. Y si bien en sus comedias se permitían toda clase de obscenidades, la desnudez pública estaba bastante restringida: en las estatuas tan sólo se admitía la llamada "desnudez heroica" -así se representaba al emperador, idealizado-, o la de personajes mitológicos, Apolo, Mercurio, Hércules. </div><br /><div>De esta licencia se ha servido, sin duda, el régisseur de Ercole sul Termodonte . Durante el Renacimiento, las crónicas aluden prudentemente a ciertas representaciones privadas, en las que se daba rienda suelta al voyerismo de los espectadores. La práctica continuó hasta el siglo XVIII, en cuyos grabados libertinos suelen verse esos espectáculos en pequeñas salas de mansiones aristocráticas, con los actores desnudos ejecutando toda clase de actos sexuales sin inhibiciones. Esta forma de exhibicionismo es cultivada, en realidad, en todo tiempo y lugar, pero el siglo XIX se esmeró, bajo el código puritano de la reina Victoria, en ocultarla. </div><br /><div><a href="http://linyutang.org.tw/index-english.html"><span style="color:#ff0000;">Lin Yutang</span></a>, injustamente olvidado pensador chino, muy de moda en la Argentina hacia 1940, sostenía que si el mundo fuese gobernado por las mujeres, los objetos sexuales serían los varones, a los que se exhibiría públicamente con escasa o ninguna ropa, como se hace con las vedettes y las modelos. No ha sido necesario, sin embargo, producir un cambio político de género para que su teoría se lleve a la práctica. Basta ver el canal Cosmo, la publicidad de ropa interior masculina, asistir a algunos shows públicos o a una despedida de soltera, para advertir que el tabú de la desnudez frontal masculina casi ha desaparecido de nuestros escenarios. Tal vez, el impulso decisivo en la materia lo diera el estreno de Hair , en Londres, en 1968, conocida en Buenos Aires tres años después, en una producción de Alejandro Romay, en la que el desnudo total del elenco, mujeres y varones, marcó un hito en la historia del espectáculo en la Argentina. <strong>Por Ernesto Schoo para La Nación de Buenos Aires.</strong></div><div><strong><span style="font-size:78%;">Photos : foto de Elliot Erwitt y retrato promocional de Yul Brinner</span></strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-47785635453848252902007-11-10T15:42:00.000-08:002007-11-12T15:18:43.361-08:00EL VIDEO DEL METRO<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RzjebogTJrI/AAAAAAAAA2Q/VmwU7foo8sQ/s1600-h/gotfried+helnwein.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5132096341699405490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RzjebogTJrI/AAAAAAAAA2Q/VmwU7foo8sQ/s400/gotfried+helnwein.jpg" border="0" /></a>Me refiero, sí, al video de la agresión de un energúmeno urbano a una joven ecuatoriana en el metro de Barcelona, que, para incomodidad de nuestras agencias de publicidad institucional, ha dado la vuelta al mundo. Y no aludiré tanto a la evidente significación de sus imágenes, cuanto a algunas de las reacciones y comentarios que su difusión ha suscitado.<br />Ante todo: en la Catalunya modelo de multiculturalidad y en la ciudad que –sobradamente cubiertas sus necesidades en materia de educación, sanidad, asistencia social, seguridad ciudadana y transportes- tantos recursos millonarios se dedicaron al Forum de las Culturas, ¿pasan esas cosas? Pues parece ser que sí, que han pasado, pasan y que por desgracia van a seguir pasando. De ahí, por ejemplo, el comentario que Durán i Lleida dedicó al tema en el Avui del pasado domingo, en el que postulaba un mayor esfuerzo en la política de integración de los inmigrantes… Como el líder de Unió merece y recibe sinceramente todos mis respetos, leí y releí su artículo en la duda de haberlo comprendido. ¿Qué tiene que ver la buena o mala integración de la joven ecuatoriana del metro con la patada en la cara que le propinó su agresor por el imperdonable delito de desplazarse en metro con rasgos de centroamericana? La reflexión que suscita incidente tan significativo, ¿cómo es posible desplazarla de la identificación sociocultural y política del agresor a la del agredido? ¿O se refiere el político a la necesidad de integrar en una sociedad civilizada –no a la ecuatoriana, que ya parece estarlo- sino a ese joven barcelonés, de nombre Jordi, y de paso a unos cuantos miles más como él?<br />Aunque con efectos retroactivos, recomiendo en cambio la lectura de la “Sabatina” de Gregorio Morán en La Vanguardia, en la que el escritor apostillaba las declaraciones de la juez por su decisión de no aplicar al agresor, pese a la tardía petición de la fiscalía y a las presiones políticas recibidas, prisión preventiva. Algo así como: incidentes como éste ocurren todos los días y la ley penal no los califica como delitos, sino como faltas que no implican prisión; en caso contrario, además, no daríamos al abasto, porque la capacidad de nuestras prisiones es limitada… Hace bien Morán al no entrar al trapo de una discusión jurídica en la que los argumentos de la juez son técnicamente correctos: en último extremo, en una agresión como la reflejada en el video, la clave final para la calificación de falta o de delito la tienen hoy por hoy los peritos médicos, con los que, por cierto, nunca se mete nadie. La reflexión de Morán apunta, creo, a otro tema del máximo interés: agresiones como ésa -señala Morán- ¿ahora resulta que son habituales? Si ello es así, tenemos un problema social, cultural y educacional muy grave, del que la prensa no informa –salvo que una mano oculta cuelgue oportunamente en Internet un video de escándalo-, problema que viene emitiendo desde hace años señales de alerta sobre la retórica de la política cultural, social y educativa de nuestros gobiernos.<br /><strong>José Luis Giménez- Frontín</strong> para <em>El Mundo</em><br />Photo : <strong>Gottfried Heinlein</strong>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-46898575545250555002007-11-05T15:47:00.000-08:002007-11-05T16:04:08.504-08:00la eñe ocupa su lugar<em>El <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_0">telenoticiero</span> de la noche anuncia que al fin la eñe tiene un lugar en la red. Sin aclarar demasiado en qué consiste eso que anuncian como un triunfo. Puedo suponerlo, pero no lo sé de forma fehaciente porque no supieron contármelo. De cualquier manera he decidido colgar este texto ya viejo de doña María <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_1">Elena</span> <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_2">Walsh</span>, por si alguien no lo conocía. </em><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5129510922473477442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Ry-vAbWElUI/AAAAAAAAA1g/D77kA4kwBmI/s320/e%C3%B1e.png" border="0" />La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_3">ñomos</span>. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_4">pochoclo</span>. Y como éramos pocos, la <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_5">abuelita</span> informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_6">ñandúes</span> y los <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_7">ñacurutuces</span>? ¿En los pagos de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_8">Añatuya</span> cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_9">ñudo</span>? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_10">ñaupa</span>, aquel tapado de armiño y la <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_11">ñata</span> contra el vidrio? ¿Y cómo <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_12">graficaremos</span> la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_13">Pessoa</span>. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_14">Hispanoamérica</span>, como la <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_15">letrita</span> segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_16">ñoqui</span>. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_17">maquinitas</span>, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_18">formateada</span> y <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_19">escaneada</span> también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_20">descartable</span>, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_21">Oski</span>. <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_22">Ninios</span>, <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_23">suenios</span>, <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_24">otonio</span>. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_25">Hispania</span>. La supervivencia de esta letra nos <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_26">atañe</span>, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.Letra es sinónimo de carácter. ¡<span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_27">Avisémoslo</span> al mundo entero por Internet! La eñe también es gente. <strong><em>María <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_28">Elena</span> <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_29">Walsh</span></em></strong>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-83555255842491908012007-11-01T10:26:00.001-07:002007-11-01T10:39:35.224-07:00presentación en el ateneo barcelonés<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RyoM6o4hvcI/AAAAAAAAA1Q/kTSmW1iAONk/s1600-h/binetti.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5127925327261187522" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RyoM6o4hvcI/AAAAAAAAA1Q/kTSmW1iAONk/s200/binetti.jpg" border="0" /></a>Dante Bertini y Javier Tomeo junto a la autora Marta Binetti, la noche en que presentaron la primera novela de esta última, "Golondrinas ocultas", en la sede de la Asociación Colegial de Escritores <a href="http://www.acec-web.org/">(ACEC)<br /></a>Octubre 2007Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-53154811770972626102007-10-30T01:49:00.001-07:002007-11-01T10:18:44.826-07:00A la intemperie<a href="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RymiCY4hvaI/AAAAAAAAA1A/DmYL9I55dOU/s1600-h/abelardomorell2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5127807812661001634" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RymiCY4hvaI/AAAAAAAAA1A/DmYL9I55dOU/s400/abelardomorell2.jpg" border="0" /></a><em>Después de encontrarme con homeless a las puertas de la Place Vendôme, a los costados del Sena y en casi cualquier ricón de la luminosa París, llega desde Buenos Aires una noticia que nos habla de la otra globalización:</em> <div>Más de 2300 personas duermen cada noche en las calles de la Capital, en improvisadas casas de cartón o en circunstanciales guaridas en las plazas. A las poco más de 700 personas que están en permanente situación de calle, se suman otros miles de cartoneros, muchos de ellos niños, que habitan en el conurbano, pero que en los días hábiles prefieren acampar en la ciudad, después de sus arduas recorridas. Plazas, calles e incluso áreas protegidas de Buenos Aires mutan en albergues transitorios "a cielo abierto" o en poco seguros centros de acopio donde los cartoneros separan el material reciclable, que luego venden a intermediarios, algo que molesta a los vecinos y despierta sus quejas. LA NACION recorrió distintos barrios de la Capital y comprobó el aumento del número de lugares ocupados de manera indebida, algo que obliga al gobierno porteño a brindar una inmediata respuesta, sea para otorgar un sitio a los que no tienen techo o para crear los centros verdes y hacer cumplir la prohibición de realizar una actividad lucrativa en espacios públicos no autorizados, como lo es la compra y venta del cartón en la vía pública. Muchas esquinas porteñas resultan conflictivas por estos aspectos planteados. Eso ocurre en la intersección de Azopardo y Cochabamba, en San Telmo, donde hace más de un año que cartoneros acopian el material que juntan en un predio bajo la autopista 25 de Mayo. Incluso, viven allí, cuentan los vecinos. "En agosto pasado, el gobierno de la ciudad desalojó a las personas que utilizaban ese lugar para el reciclado de basura y enrejó parte del predio a efectos de que no pudiera utilizarse nuevamente para tal fin", contó a LA NACION el vecino Martín Bonomi. Y agregó: "Pasadas apenas dos semanas de aquel operativo, cartoneros invadieron el espacio verde contiguo a la reja instalada y armaron nuevamente sus precarias viviendas y recomenzaron con el reciclado, lo que produce mucha suciedad en el barrio, además del riesgo que implica acopiar el papel, por posibles incendios". El director general adjunto de Políticas de Reciclado Urbano, Angel Varchetta, les envió a los vecinos, el 19 de septiembre pasado, una cédula de notificación pidiéndoles que le informaran al gobierno si se reiteraba esta situación irregular. "Eso hicimos en las últimas semanas, pero no tuvimos respuestas", contó Manuel, un vecino que desde su casa advierte fácilmente el caótico escenario. En el Ministerio de Medio Ambiente de la ciudad informaron a LA NACION que se hacen a diario operativos de control y que si bien los cartoneros que están allí tienen colchones, "no duermen en el lugar, los tienen para descansar". En muchos barrios En Avenida del Libertador al 800, Recoleta, viven siete personas sobre el césped que da a las vías del ferrocarril Mitre; hasta instalaron una mesa y sillas. Ni siquiera las áreas protegidas están a resguardo: en la plaza Pakistán -avenida Figueroa Alcorta y Dorrego, Palermo-, hay una carpa con tres habitantes. Según el gobierno, dos de ellos son pacientes psiquiátricos y no pueden erradicarlos. En pleno barrio de Almagro, en Hipólito Yrigoyen al 3800, un grupo de personas hizo una guarida con cajones y hace más de tres años que viven allí. Según vecinos y alumnos de los colegios cercanos, no molestan a los transeúntes y reciben comida de los que viven por allí. "Son trabajadores, gente grande que no molesta a nadie y que está muy sola. El gobierno los ha venido a asistir muchas veces, pero no se quieren ir", dijo Emilia Sosa, vecina del barrio. Hay dos sitios invadidos que llaman poderosamente la atención, sobre todo, por el frecuente paso de funcionarios porteños y nacionales: uno ocupado por los cartoneros, que viven en la plaza Lorea, en la confluencia de la Avenida de Mayo y Rivadavia, y el otro, en la puerta de Banco Ciudad, en Carlos Pellegrini al 200, a dos cuadras del Obelisco, donde paran cuatro familias. En este último, cuando LA NACION concurrió al lugar, un chico de 9 años, Ezequiel, barría la vereda mientras su mamá ponía a secar al sol tres pares de zapatillas, de cara a la 9 de Julio, a metros de la Unidad Administrativa de Control de Faltas, donde se abonan las multas de tránsito. "Nosotros no tenemos dónde vivir ni adónde ir... Acá no molestamos a nadie. ¿Si nos vinieron ayudar del gobierno? No, queremos una casita, un techo, pero no viene nadie", dijo una de las mujeres que habita allí. En el lugar, tendieron lonas que sirven de techo, y colchones, donde más de 14 personas pasan la noche. Días atrás fueron obligados a salir de allí y se instalaron enfrente, en la plazoleta que separa la Avenida 9 de Julio de Carlos Pellegrini. El diputado macrista Martín Borrelli, integrante de la comisión de Espacio Público de la Legislatura porteña, dijo a LA NACION que "hay que terminar con la idea de que en el espacio público porteño está todo permitido, ya que las calles no deben ser objeto de apropiación por parte de nadie. Un Estado presente tiene el deber de solucionar los problemas de las personas en situación de calle y controlar las actividades que los cartoneros realizan en la vía pública, pero también tiene que ser inflexible con aquellos que usurpan y aprovechan el espacio público en beneficio propio". <strong><span style="font-size:78%;">Por Pablo Tomino De la Redacción de LA NACION</span></strong><br /><br /><br /></div><div><em>Unos 8000 cartoneros recorren las calles de la Capital cada día y recogen unas 400.000 toneladas de papel y plástico por año. Están inscriptos ante el gobierno porteño 3600 de ellos. Poco más de 1500 cartoneros que viven en el conurbano pernoctan en la ciudad para evitar el costo del viaje de regreso a sus casas. Se suman a las 793 personas que están en situación de calle, según un informe oficial.</em><strong><span style="font-size:78%;"> photo : Abelardo Morell</span></strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-4595336675805815762007-10-17T02:57:00.000-07:002007-10-17T03:01:31.850-07:00"Fue como estar viviendo una película"<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RxXdaCUNC1I/AAAAAAAAAzw/QSGwR8VesOg/s1600-h/abe.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5122243590571756370" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RxXdaCUNC1I/AAAAAAAAAzw/QSGwR8VesOg/s400/abe.jpg" border="0" /></a><br /><div>Lo señaló a LA NACION Rocío Brazeiro, usada como escudo por un delincuente. Rocío Brazeiro sonríe. Pese a vivir en tan sólo nueve días dos experiencias que hubiesen traumatizado a cualquier persona, se muestra tranquila. "Pensé que era una broma. Fue como estar viviendo una película", dice la joven de 19 años a LA NACION, al relatar lo que sintió el sábado pasado, cuando fue tomada como escudo humano por un ladrón, que cayó abatido por un tiro. Ese día, Rocío se bajó del tren a las 8.30 en la estación Zeballos, de la línea Roca, para ir a su trabajo. Pero no llegó. Un peligroso delincuente, apodado "Manotas", la tomó del cuello y la utilizó como escudo para intentar escapar de un policía retirado. Según los investigadores, el ladrón había robado en una panadería, situada en la localidad bonaerense de Florencio Varela. Cuando intentaba escapar se cruzó con el sargento retirado Alberto Vallejos, que lo siguió hasta la estación. "Vi que un tipo le dice a otro: «Quieto», pero se hizo el distraído. La persona que gritó se abalanzó sobre el otro y lo bajó del tren tirándole de la campera. Ahí le gritó: «Alto policía». Fue en ese momento que me agarró y me puso el revólver en el cuello", relata Rocío, que atiende la caja de un almacén en Florencio Varela. Al ver que la vida de la joven corría peligro, Vallejos mató al delincuente, que tendría varios antecedentes por robo. Según le dijo la policía a la chica, "Manotas" sería el cuarto hermano de la familia fallecido en un robo. "Cuando le dispara, el ladrón se cae para atrás y yo me voy con él. Ahí me paré, lo miré y pensé: «¿Qué hago, me voy a trabajar?». Y fui. Cuando estaba a una cuadra del lugar del hecho, un policía vino corriendo y me dijo que tenía que ir a declarar", dice Rocío. Una de las cosas que más sorprendieron a la joven fue "la sangre fría" que tuvo el policía retirado a la hora de tomar la decisión de disparar. "Estoy agradecida, pero pudo terminar en tragedia. Igualmente, creo que actuó bien, porque el delincuente estaba jugado. Si el policía bajaba su arma, seguramente lo hubiera matado a él o a mí", sostiene, mientras juega con su sobrina Agustina. Pero éste no fue lo único hecho delictivo que vivió la joven. Ocho días antes, cuando estaba llegando a la misma estación y a la misma hora, un asaltante intentó robarle, y como no lo logró la tiró del tren. "No me llegó a robar nada. Pero esto no es nuevo. El tren es un descontrol. Fuman porro y toman vino sin control; nadie hace nada. Varela es tierra de nadie", dice. "A partir de lo que me pasó el sábado, cuando voy por la calle presto más atención a todo lo que me rodea. Además, voy a cambiar de trabajo. No quiero viajar más a esa estación", agrega. Rocío es la tercera de nueve hermanos. Por eso, en la tranquilidad de su hogar se siente segura. "Vivo sin miedo, sin preocupaciones. Yo no sé qué pasará de ahora en más, pero en tren no viajo más", sentencia Rocío. </div><br /><div>Santiago Dapelo, para La Nación de Buenos Aires. </div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-24461515837008038312007-09-22T00:47:00.000-07:002007-09-22T01:24:25.333-07:00Arma mortal<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5112940356150639826" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RvTQKhYePNI/AAAAAAAAAqs/WY67itJIM2s/s400/bond.jpg" border="0" /><em>HIGHLAND PARK, N.J.</em> Durante una de las últimas alarmas por los atentados de Al-Qaeda en Madrid, el editor en jefe de la agencia de noticias EFE intentó comunicarse con sus redactores por correo electrónico. No pudo. Tenía más de siete mil mensajes basura acumulados en el inbox o bandeja de entrada y, aunque los borraba a toda velocidad, se reproducían a una velocidad aún mayor. La mitad de los mensajes inútiles provenía de un joven empleado de la agencia. Informaba a sus amigos que estaría de viaje hasta fin de mes y que no leería su correspondencia. La otra mitad tenía su origen en un aviso similar de vacaciones enviado por el asesor de una fundación. El editor estaba en la libreta de direcciones de los dos y el mensaje, transformado en un eco sin freno, se multiplicó en los buzones sin que nadie pudiera detenerlo. El inconveniente tardó días en conjurarse, y tanto el redactor como el funcionario, insultados por teléfono en sus retiros de verano, tuvieron que correr al cibercafé más cercano para cancelar el mensaje. El correo electrónico tiene apenas veinte años de vida, pero es ya una herramienta de diálogo y de negocios tan indispensable que es difícil imaginar la vida sin él. Permite buscar trabajo, inscribirse en las escuelas, recibir cartas de rechazo, comprar pasajes, organizar conferencias, aconsejar sobre tratamientos médicos, corregir exámenes, pedir préstamos, ofrecer disculpas, saber qué hacen los amigos en otras orillas del mundo. También es una fuente inagotable de malentendidos, amores clandestinos y dolores de cabeza. Desde el principio, además, ha sido terreno propicio para la delincuencia. No hay habitante del espacio virtual que no haya recibido siquiera una vez, por más filtros y alertas que ponga en su sistema, ofertas de programas piratas, películas que no han sido estrenadas, recitales de música que se oyeron sólo una vez, por no mencionar los accesos a sitios de pornografía y a fiestas eróticas con trillizas. Cualquier demostración de interés en esos comercios o en medicinas para el problema que sea –la depresión, el exceso de peso, la apatía sexual– puede caer aplastado por un diluvio de anuncios de la misma índole. Un sitio está ligado a otro, y éste a diez más, o a cien. El mundo virtual nunca duerme. Cuando es noche cerrada en Australia o Indonesia amanece en Chile y en California. Los e-mails son más vulnerables y accesibles que los viejos mensajes postales. Un hacker curioso puede abrir la correspondencia mejor guardada y exponer a la luz todos los secretos. Al menos una vez a la semana recibo mensajes enviados desde mi propio correo en los que me recuerdo a mí mismo amores ardientes que no he tenido, gano premios que no he ganado, me abrazo con amigos a los que no conozco, en lugares a los que nunca he ido. Un hacker podría seguir el hilo de esas cartas y, remontándose a la primera de todas, descubrir quiénes son el yo que, sin ser yo, me las hace llegar. La mayoría de estos enigmas están aclarados en Send (Enviar), un manual de 250 páginas publicado a comienzos de septiembre en Nueva York. El comedido subtítulo lo presenta como “guía esencial para los e-mails en la oficina y la casa”. Y en verdad lo es. Abunda en lecciones de gramática, en datos históricos, en reflexiones sobre la conducta humana y en consejos para evitar errores fatales. A primera vista podría confundirse con un libro de autoayuda, pero va mucho más allá. Es una piedra de Rosetta en la que pueden leerse las drásticas y rápidas mudanzas que están sufriendo los signos en esta primera década del siglo XXI. Sus autores son David Shipley, editor de la página de Opinión de The New York Times, y Will Schwalbe, vicepresidente de la editorial Hyperion. Desde el arranque mismo de Send se enumeran los errores letales en que incurren los que envían e-mails sin pensarlo dos veces, al correr de las teclas. Ese es el riesgo. Una vez que se pulsa la orden de enviar ya no hay regreso. No se puede quemar el buzón ni suplicarle al cartero que no entregue el sobre. Los mensajes virtuales son como la muerte, el clic de Pandora, según los llama la periodista Janet Malcolm. <a href="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/70/William-Adolphe_Bouguereau_(1825-1905)_-_Dante_And_Virgil_In_Hell_(1850).jpg/482px-William-Adolphe_Bouguereau_(1825-1905)_-_Dante_And_Virgil_In_Hell_(1850).jpg">Dante </a>podría haber trazado un mapa nuevo del infierno con los pecados que se cometen por e-mail. Shipley-Schwalbe llevan al primer círculo los mensajes de jefes abusivos que les cobran a sus secretarias las cuentas de tintorería porque les mancharon los pantalones con ketchup o café, y al segundo las cartas imprudentes de empleados que preguntan a sus contactos permanentes de correo por el teléfono de una tal Rosa de Nor’wester Corp., con lo que desatan una cascada de preguntas y de mensajes telefónicos insolentes en la casa de Rosa. Y así. En el quinto círculo aparecen los esposos infieles, a los que sus mujeres descubren por una foto delatora que les llega por e-mail, o por un intercambio de mensajes fogosos con tal o cual compañera de trabajo. Hay cientos de matrimonios disueltos por un clic de Pandora apretado con imprudencia. Más en lo hondo del infierno están los espionajes legales de los servicios de inteligencia a los correos privados de los ciudadanos, y la revelación electrónica de un soborno político o de una fuente informativa. Al-Qaeda y Osama ben Laden también son protagonistas de la historia. El origen de sus dineros y dos o tres de sus conspiraciones fueron rastreadas y abortadas gracias al espionaje de sus e-mails. Send está lleno de curiosidades para los usuarios. Informa, por ejemplo, que el primer e-mail de la historia fue enviado por el Pentágono desde la Universidad de Los Angeles a la de Stanford. Decía solamente “Lo”. Esas dos primeras letras de Login (conectar) fueron las únicas en llegar a destino antes de que la computadora se atascara. Otro dato curioso, revelado en 2005 por dos investigadores del MIT, señala que, mientras que el 90 por ciento de los mensajes llegan en cinco minutos, el resto queda varado durante meses en el espacio virtual de ninguna parte. El universal signo @, que separa el nombre del usuario del sitio de Internet donde está ubicado su correo, se designa de manera diferente en casi todos los idiomas. En español es arroba, por la vieja unidad de medida y de masa; en inglés es at, la preposición que indica un lugar; en hebreo es shablul, que significa caracol; también se llama caracol en italiano, chiocciola; kukac o gusano en húngaro; y Xian Lao Shu o ratoncito en el mandarín de Taiwan. El jueves 13 de septiembre, cuando mi vecino Murray Steinberg celebraba el Año Nuevo judío, le llevé de regalo un ejemplar de Send. La familia de Murray es numerosa: cuatro hijos, dos nueras, tres nietos. Me sorprendió verlo comiendo solo en la penumbra del comedor. Le advertí que estaba de paso por sólo unos minutos y le entregué el libro. Casi me lo tiró por la cabeza. Me contó que había estado llevando un diario en el que escribía todo lo que pensaba. Ese día, aprendiendo el lenguaje de los e-mails, copió fragmentos del diario para mandárselos a sí mismo, con la idea de que si los ocultaba con una contraseña estarían más seguros. Oprimió la tecla equivocada y se los envió a toda la familia. Fue un error tonto y fatal. Al abrir sin querer la caja de Pandora, todos los males de su vida secreta le cayeron encima.<br /><p><strong><span style="font-size:85%;">Por Tomás Eloy Martínez Para LA NACION photo : Daniel Craig como 0010</span></strong></p>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-38229175642491652772007-08-23T07:12:00.000-07:002007-08-23T07:32:47.980-07:00(cacho de) PAN<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rs2Z2LMUdNI/AAAAAAAAAm8/fZVj9RLAbDU/s1600-h/zhang+huang.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5101903108877087954" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rs2Z2LMUdNI/AAAAAAAAAm8/fZVj9RLAbDU/s400/zhang+huang.jpg" border="0" /></a><br /><div>Sé que volverán a acusarme de egocéntrico, aunque ¿cómo puedo obviar que nada menos que <a href="http://www.todotango.com/spanish/creadores/celedonio.html">Celedonio Flores</a>, el negro Cele, haya dedicado un tango al <strong>cacho de pan</strong>? </div><br /><div></div><br /><div>El sabe que tiene para largo rato, la sentencia en fija lo va a hacer sonar, así -entre cabrero, sumiso y amargo- la luz de la aurora lo va a saludar. Quisiera que alguno pudiera escucharlo en esa elocuencia que las penas dan, y ver si es humano querer condenarlo por haber robado... ¡un cacho de pan!... Sus pibes no lloran por llorar, ni piden masitas, ni chiches, ni dulces... ¡Señor!... Sus pibes se mueren de frío y lloran, habrientos de pan... La abuela se queja de dolor, doliente reproche que ofende a su hombría. También su mujer, escuálida y flaca, con una mirada toda la tragedia le ha dado a entender. ¿Trabajar?... ¿En dónde?... Extender la mano pididendo al que pasa limosna, ¿por qué? Recibir la afrenta de un ¡perdone, hermano! Él, que es fuerte y tiene valor y altivez. Se durmieron todos, cachó la barreta, se puso la gorra resuelto a robar... ¡Un vidrio, unos gritos! ¡Auxilio!... ¡Carreras!... Un hombre que llora y un <strong>cacho de pan</strong>...<br /><strong></strong></div><br /><div><strong>Pan : Música de Eduardo Pereyra, Letra de Celedonio Flores</strong> </div><div><strong>Photo : obra del artista chino Zhang Huang (1965)</strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-66322904429684467922007-07-15T09:56:00.001-07:002007-07-15T12:50:23.514-07:00Momentos felices<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rpp5zXc7fII/AAAAAAAAAkQ/se-q4cWpt6s/s1600-h/valence5.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5087512652444040322" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rpp5zXc7fII/AAAAAAAAAkQ/se-q4cWpt6s/s400/valence5.jpg" border="0" /></a>Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo<br />tirando todo al fuego: poemas incompletos,<br />pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,<br />fotografías, besos guardados en un libro,<br />renuncio al peso muerto de mi terco pasado,<br />soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,<br />y así atizo las llamas, y salto la fogata,<br />y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,<br />¿no es la felicidad lo que me exalta?<br />Cuando salgo a la calle silbando alegremente<br />-el pitillo en los labios, el alma disponible-<br />y les hablo a los niños o me voy con las nubes,<br />mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,<br />las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos<br />desnudos y morenos, sus ojos asombrados,<br />y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,<br />salpican de alegría que así tiembla reciente,<br />¿no es la felicidad lo que siente?<br />Cuando llega un amigo, la casa está vacía,<br />pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,<br />aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,<br />y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-,<br />y no quiero pensar si podremos pagarlo;<br />y cuando sin medida bebemos y charlamos,<br />y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,<br />y lo somos quizá burlando así a la muerte,<br />¿no es felicidad lo que trasciende?<br />Cuando me he despertado, permanezco tendido<br />con el balcón abierto. Y amanece: las aves<br />trinan su algarabía pagana lindamente:<br />y debo levantarme, pero no me levanto;<br />y veo, boca arriba, reflejada en el techo<br />la ondulación del mar y el iris de su nácar,<br />y sigo allí tendido, y nada importa nada,<br />¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?<br />¿No es felicidad lo que amanece?<br />Cuando voy al mercado, miro los abridores<br />y, apretando los dientes, las redondas cerezas,<br />los higos rezumantes, las ciruelas caídas<br />del árbol de la vida, con pecado sin duda<br />pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,<br />regateo, consigo por fin una rebaja,<br />mas terminado el juego, pago el doble y es poco,<br />y abre la vendedora sus ojos asombrados,<br />¿no es la felicidad lo que allí brota?<br />Cuando puedo decir: el día ha terminado.<br />Y con el día digo su trajín, su comercio,<br />la busca del dinero, la lucha de los muertos.<br />Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,<br />me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,<br />y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,<br />y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,<br />sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,<br />¿no es la felicidad lo que me envuelve?<br />Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,<br />me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:<br />"Estaba justamente pensando en ir a verte.<br />"Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,<br />pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,<br />sino de cómo van las cosas en Jordania,<br />de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,<br />y al marcharme me siento consolado y tranquilo,<br />¿no es la felicidad lo que me vence?<br />Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;<br />pasar por un camino que huele a madreselvas;<br />beber con un amigo; charlar o bien callarse;<br />sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;<br />mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,<br />¿no es esto ser feliz pese a la muerte?<br />Vencido y traicionado, ver casi con cinismo<br />que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,<br />¿no es la felicidad que no se vende?<br /><br /><br /><div><div><div align="right"><strong>Gabriel Celaya (1911/1991)</strong></div><div align="right"><span style="font-size:85%;"><strong>photo : dante bertini</strong> </span></div></div></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-32732858567608566632007-06-18T11:43:00.000-07:002007-07-11T14:06:19.823-07:00mujeres, mujeres, mujeres<a href="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RnbTx80L_CI/AAAAAAAAAg4/r2Wqlx5GaB0/s1600-h/blumennfeld2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5077478484998880290" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RnbTx80L_CI/AAAAAAAAAg4/r2Wqlx5GaB0/s400/blumennfeld2.jpg" border="0" /></a><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:180%;"><strong>women in art</strong></span> </span><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">(picar sobre la línea de abajo</span>):<br /></span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=nUDIoN-_Hxs" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=nUDIoN-_Hxs</a><br /><span style="font-size:130%;">un regalo para amigos y visitantes<br />que me hizo un visitante amigo</span><br /><span style="font-size:85%;"><strong>(martha herrera, desde sidney)</strong><br /></span><span style="font-size:78%;"><strong>photo : blumenfeld</strong></span>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-12653777085160010782007-05-30T08:24:00.000-07:002007-06-16T09:54:31.430-07:00cuarenta años de soledad<a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rl2XpIbhFWI/AAAAAAAAAdo/x9waI4P8xkk/s1600-h/isabel+steva+hernández.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5070375488382375266" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rl2XpIbhFWI/AAAAAAAAAdo/x9waI4P8xkk/s400/isabel+steva+hern%C3%A1ndez.jpg" border="0" /></a><br /><div>Agosto de 1967 fue el mes que cambió la vida de Gabriel García Márquez. Había cumplido 40 años el 6 de marzo de ese año, y en septiembre anterior había puesto punto final a Cien años de soledad, su novela de gloria. Todavía no tenía editor. Lo más probable era que terminara cediéndola a Era, el sello mexicano independiente que acababa de publicar El coronel no tiene quien le escriba. En mayo, cuando la revista Mundo Nuevo adelantó en París el fragmento sobre el insomnio en Macondo, una ráfaga de deslumbramiento corrió entre los lectores hispanoamericanos. Se estaba ante la completa novedad de un lenguaje sin antecedente y de una osadía narrativa que sólo podía compararse con Rabelais, con Kafka y con los cronistas de Indias. Aun así, el autor seguía siendo casi un desconocido. En su casa de San Angel Inn, al sur de la infinita ciudad de México, seguía enredado en apuros económicos que le impedían pagar a tiempo el alquiler y obligaban a su mujer, Mercedes Barcha, a pedir que les fiaran sin término los alimentos en el mercado. Llevaban ya seis meses de insolvencia cuando el propietario de la casa llamó a la puerta y les preguntó si tenían idea de cuándo podrían saldar la deuda. García Márquez contó así el episodio en Cartagena: "Mercedes hizo sus cuentas astrales y le dijo a su paciente casero, sin el mínimo temblor en la voz: -Podemos pagarle todo junto dentro de seis meses. -Perdone señora -le contestó el propietario-, ¿se da cuenta de que entonces será una suma enorme? -Me doy cuenta -dijo Mercedes, impasible-, pero entonces lo tendremos todo resuelto, esté tranquilo." A mediados de julio de 1967, los García Márquez fueron invitados por el gobierno venezolano a participar en un congreso de literatura al que también asistirían Juan Carlos Onetti, Mario Vargas Llosa y Arturo Uslar Pietri. Al final de las deliberaciones se iba a entregar por primera vez el premio Rómulo Gallegos, que ascendía entonces a cien mil bolívares, unos veinticinco mil dólares. Los candidatos eran Tres tristes tigres , de Guillermo Cabrera Infante; El siglo de las luces , de Alejo Carpentier; Juntacadáveres , de Onetti, y La casa verde , de Vargas Llosa. García Márquez y Mercedes llegaron a Caracas el 3 de agosto. En el aeropuerto los esperaban Soledad Mendoza, que era amiga de ambos desde 1958, y Mario Vargas Llosa, que sólo conocía algunas páginas de Cien años de soledad y se moría de ganas de abrazar al autor. "Esa fue la primera vez que nos vimos las caras", escribiría después Vargas Llosa en Historia de un deicidio . "Recuerdo muy bien la suya, desencajada por el espanto reciente del avión, incómoda entre los fotógrafos y periodistas. Nos hicimos amigos y estuvimos juntos las dos semanas que duró el Congreso, en esa Caracas que con dignidad enterraba a sus muertos [los del terremoto que había destruido parte de la capital una semana antes]." Vargas Llosa ganó el premio Rómulo Gallegos con La casa verde . La novela de García Márquez había sido publicada en Buenos Aires sólo un par de semanas antes y, por lo tanto, estaba fuera de concurso. Apenas terminó el Congreso, Mercedes y él volaron a Bogotá, donde confiaron a la familia el cuidado de Rodrigo y Gonzalo, sus dos hijos pequeños, y el 16 de agosto a la madrugada llegaron a Buenos Aires, invitados por la editorial Sudamericana y por el semanario Primera Plana , del que yo era jefe de redacción. Días difíciles El vuelo de Avianca desde Bogotá, con una larga escala en Lima, aterrizó en Ezeiza a las 3.15. Los García Márquez soñaban con ver las cumbres de la cordillera de los Andes, pero no había luna esa noche y el cielo cubierto de nubes apagaba todos los paisajes. -Vimos la Cordillera con su luz cuando regresamos a Bogotá con una escala en Santiago de Chile -contará Mercedes cuarenta años después. -Eran las tres de la tarde. Las montañas estaban nevadas y el aire era transparente. Aquella visión nos cortó el aliento -dirá Gabriel. Durante tres días, primero en la ciudad de México una tarde de noviembre de 2006, y luego durante dos noches de marzo de 2007 en Cartagena de Indias, los tres repasamos los detalles de aquel inolvidable viaje a Buenos Aires, que selló para siempre la gloria de García Márquez. No sólo a mí me interesaba tener los hechos claros. También a él, porque la historia de Cien años de soledad abrirá el segundo volumen de las memorias que empezaron con Vivir para contarla . Parte de ese relato fue adelantada en el discurso que pronunció el 26 de marzo en el Centro de Convenciones de Cartagena. La prensa ha prestado especial atención a las declaraciones de humildad del autor -"ni en el más delirante de mis sueños, en los días en que escribía Cien años de soledad , llegué a imaginar que podría asistir a este acto para sustentar la edición de un millón de ejemplares"-. Pero al resto del discurso se le concedió menos importancia, quizá porque los incidentes que contó García Márquez se daban como sabidos. No es así. En las noches de Cartagena y de México cotejamos la versión autorizada por el autor con la que dio al llegar a Buenos Aires en 1967. Juntos corregimos los horarios y las estadísticas alteradas por el vértigo de los años y coincidimos en detalles que ahora transcribo puntualmente. A los García Márquez no les alcanzaban los ahorros para completar los 58 pesos mexicanos que costaba enviar por correo el manuscrito de la novela -unas 590 carillas- y tuvieron que dividirlo en dos paquetes. Gabriel cree que los 500 dólares que la editorial Sudamericana iba a pagarles como adelanto por la publicación llegaron a tiempo para sacarlos de aprietos, pero en Buenos Aires, cuarenta años antes, habían contado que Mercedes debió empeñar en el Monte de Piedad la licuadora que Soledad Mendoza les regaló cuando se casaron. Así volvieron al correo con los veinte pesos que necesitaban y, cuando salieron de allí aliviados, Mercedes dijo: -¡Ay, Gabito! Lo único que falta ahora es que la novela te haya salido mala. Le había salido buenísima, y los dos lo sabían, pero no querían decirlo en voz alta porque son supersticiosos como todos los hijos del Caribe, y cantar victoria antes de tiempo hubiera atraído la mala suerte, la pava, como se llama ese estigma en la costa colombiana. El primer amanecer Al aeropuerto de Ezeiza llegó Mercedes con un vestido de lanilla suelto, que acentuaba la elegancia de su porte y la esbeltez de su cuello, alto y airoso como el de la reina Nefertitis. Usaba entonces el pelo corto y se movía con la seguridad de quien jamás duda de su importancia en el mundo. García Márquez contó esa noche que en marzo de 1965, antes de sentarse a escribir la novela, le entregó a su mujer los mil quinientos dólares que había ganado en un trabajo para una agencia de publicidad y le dijo: -Vas a tener que arreglarte con esto para los gastos de la casa, Meche. Yo tengo que encerrarme a escribir la novela. -¿Cuánto te parece que vas a tardar, Gabito?-Seis meses, cuanto mucho. Fueron dieciocho, un año y medio. En ningún momento lo interrumpió Mercedes para confiarle las deudas en que se estaba comprometiendo y ni un solo día dejó García Márquez de cumplir con el trabajo de galeote que se había impuesto. En Buenos Aires recordó que sólo una vez, apremiado por una feroz sed de alcohol, se puso a gritar: -¡Carajo, en esta casa ni siquiera hay whisky! Pero Mercedes diría en Cartagena que ella se las había arreglado siempre para que el whisky no faltara. Lo que sí escaseaba a veces era el papel de escribir, porque Gabriel, en vez de tachar cuando cometía un error, volvía a mecanografiar con dos dedos la página completa, y así los cestos se llenaban rápido de hojas maltratadas. A Buenos Aires llegaron los dos con unas ganas irreprimibles de comer un bife de chorizo. Gabriel vestía la misma chaqueta caribe de colores eléctricos con la que Ernesto Schoo lo había fotografiado en México y que estaba reproducida en la tapa de la revista Primera Plana del 20 de junio. Durante años se atribuyó por error a esa portada insólita -que introducía a un escritor desconocido con un título estruendoso: "García Márquez-La gran novela de América"- la fama instantánea que cayó sobre el autor en Buenos Aires y que se expandió con una fuerza evangélica por todos los meridianos de la lengua castellana. A Primera Plana , sin embargo, no le corresponde mérito alguno, excepto el de haber advertido a tiempo la grandeza de ese libro. La historia tal como fue es tan sencilla que cabe en pocas líneas. En septiembre de 1966, alertado por Carlos Fuentes, el crítico chileno Luis Harss entrevistó a García Márquez en México, leyó fragmentos de la novela y decidió incorporar de inmediato al escritor al grupo de los diez más grandes narradores vivos de América latina. El libro se llamó Los nuestros e incluía entrevistas con Borges, Onetti, Miguel Angel Asturias, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, João Guimarães Rosa, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. Al regresar a Buenos Aires, Harss aconsejó a Francisco Porrúa -director editorial de Sudamericana- que comprara los derechos de la novela. Porrúa la leyó entusiasmado y me invitó a su casa de San Telmo una noche de lluvia para que compartiera el deslumbramiento. No había duda. Se trataba de una obra maestra y, además, reveladora de los poderes infinitos de una ficción bien contada. Porrúa y yo acordamos que la editorial y el semanario unirían esfuerzos para invitar al autor a Buenos Aires. Ramiro de Casasbellas, subdirector del semanario, opinó que el lanzamiento sería incompleto si no se entrevistaba al autor. Ernesto Schoo partió entonces a México y tuvo con García Márquez una conversación de antología. En esos tiempos precarios, los autores no presentaban sus libros al público ni las editoriales los llevaban de viaje para promoverlos. Había que buscar, entonces, otro pretexto. Sudamericana y Primera Plana patrocinaban un premio de novela y ya estaban elegidos dos de los jurados: Leopoldo Marechal y Augusto Roa Bastos. Como hacía falta un tercero, García Márquez calzaba a la perfección. El y Mercedes fueron alojados en un hotel modesto de la calle Arenales, del que jamás se quejaron. Durante los primeros días, García Márquez -famoso por su disciplina de monje- se aplicó a la lectura de los 57 manuscritos presentados al premio, y pasó revista de todos los textos que le pusieron por delante. Así celebró los cuentos de Juan José Hernández como "los mejores que se están escribiendo en este país de grandes cuentistas" y, una vez que decidió votar por El oscuro, de Daniel Moyano, en el concurso, pidió todos los libros anteriores de Moyano para leerlos en el avión de regreso. Al principio, nadie lo reconocía. Me pidió prestado el automóvil que yo tenía en esa época para ir a besarse con Mercedes en los bosques de Villa Cariño, y una mañana de jueves, a eso de las diez, cuando estábamos desayunando en la esquina de Santa Fe y Suipacha, se levantó de pronto de la mesa, tomó a Mercedes de la mano y la llevó hacia la mitad de la avenida, interrumpiendo el tránsito. Allí la levantó en vilo, como a una novia, y la besó en la boca. -Lo hizo porque yo era más delgada -dirá Mercedes en Cartagena, cuarenta años más tarde. -No lo repitas -contestará Gabriel-, porque soy capaz de volver a hacerlo ahora mismo. El viernes ya lo aplaudían en los teatros, lo abrazaban en las calles y el representante del café de Colombia en la Argentina le daba una gran fiesta en su casa de Acassuso. Allí vi a García Márquez ejercer sus entonces desconocidos poderes de mago, que ahora son famosos. Hacia la medianoche, Patricia Peralta Ramos estaba meditabunda en un rincón. Gabriel se le acercó y le dijo unas pocas palabras al oído. Ella quedó instantáneamente bañada en lágrimas y, cuando estuvo a punto de sollozar, salió al jardín. -¿Por qué la hiciste llorar? -le dije-. ¿Qué le dijiste? -Nada -respondió él-. Le pregunté por qué se sentía tan sola. -¿Cómo supiste que estaba sola? -¿Acaso has conocido a una mujer de veras que no se sienta sola? Patricia se acordaba perfectamente de la historia cuando la encontré en Washington a mediados de 1983 y seguía emocionándose al evocarla. El lunes 20 de agosto de hace cuarenta años, cuando llegué al hotel para llevar a García Márquez a la redacción de Primera Plana , donde lo esperaban cincuenta ejemplares de su novela para autografiar, noté que Mercedes estaba incómoda y le pregunté qué le pasaba. -Nada -dijo-. Ya he usado toda la ropa que traje. Cuando vuelva a Bogotá tendré que comprarme algo. -¿Por qué no compras acá? -le sugerí-. Es agosto y en todas partes hay liquidaciones de saldos. -No creo que nos alcance el efectivo que trajimos. Tanto ella como su marido son extremadamente pudorosos con el dinero. García Márquez no tenía un centavo para comer cuando vivía en París y estaba escribiendo La mala hora . Los amigos le ofrecían préstamos que él siempre rechazaba. Ese código familiar enaltece aún más los malabarismos que hizo Mercedes para mantener la casa sin acudir a nadie durante los dieciocho meses que duró la escritura de Cien años . Pero aquella tarde del día lunes 20 la situación era distinta. -La novela lleva vendidos ya once mil ejemplares -dije-. Al autor le corresponden unos setenta mil pesos. Podemos pedirle a la editorial que adelante parte de esa suma. Era una cifra enorme, más de veinticinco mil dólares. Desde el vestíbulo del hotel hablé por teléfono con el presidente de Sudamericana, Antonio López Llausás, y le expliqué lo que pasaba. -La novela sigue vendiéndose sin parar -me dijo-. Nunca hemos hecho antes un pago anticipado como éste. Dígale a García Márquez que mañana, apenas abran los bancos, le llevaré personalmente treinta mil pesos y dos o tres mil dólares. Subí a contárselo a Gabriel. Lo hice con discreción, para no afrontar el enojo de Mercedes. -Dile que me lo traiga en billetes pequeños -se obstinó el autor. -¿Para qué pequeños? -Nomás eso dile. Billetes de cien y de cincuenta pesos, dólares de veinte y de diez. -Es un bulto enorme -observé-. López Llausás tendrá que pedir ayuda. A la mañana siguiente, el presidente de Sudamericana y un asistente llegaron al hotel con dos maletines repletos. -Hágame el favor, don Antonio -dijo García Márquez-. ¿Puede arrojar todos los billetes sobre la cama? Se formó una parva alta de varios colores. Si alguien abría las ventanas, los papeles podían salir volando. El escritor tomó un puñado, seis a ocho mil pesos, lo puso sobre la bandeja del desayuno, retiró una rosa del florero y, con una reverencia, se lo ofreció a Mercedes. -Para que te compres toda la ropa que quieras - dijo-. Si ves algo que te gusta y no puedes pagarlo, vuelve para decírmelo. Puedo escribir otra novela, y ésa va a ser mejor que Cien años de soledad . El peso del mundo Desde aquella fiesta de Acassuso, García Márquez y Mercedes se me perdieron de vista. Nos hablábamos todos los días por teléfono, nos encontrábamos fugazmente en el último piso del edificio del semanario mientras él discutía con Marechal y Roa Bastos sus lecturas de los manuscritos para el premio de novela, y a veces tomábamos un café de pie cerca de su hotel. Fundamos entonces una amistad honda que los años no han quebrado ni atenuado. En Barcelona, en México, en Nueva York, en Bogotá y en Cartagena emprendimos proyectos ambiciosos -algunos de los cuales siguen en pie, como la Fundación para un Nuevo Periodismo- y hasta le pedí consejo para algunas penas de amor. El ha respetado mis serios reparos al régimen de Castro; yo he respetado su amistad sincera con Fidel. Cuando brindamos en Cartagena por sus 80 años, le dije: -Brindemos por tus cien, pero en Buenos Aires. -¿Por qué esperar hasta entonces? -me contestó-. ¿Por qué no vuelves a invitarme ahora, como en 1967? -Te espero. Ya no necesitas que nadie te invite. Me disculpé entonces, con cuarenta años de tardanza, por no haber ido al aeropuerto a despedirlo cuando se marchó de Buenos Aires. Porrúa y yo habíamos estado solos con nuestras almas en Ezeiza aquella madrugada gélida del 16 de agosto. La mañana en que se fue, había, sin embargo, una multitud de amigos nuevos. Me había llamado por teléfono ese día temprano, el sábado 26. Le pregunté si el viaje lo había hecho feliz. -Me voy lleno de besos y abrazos -dijo-. Tu ciudad es maravillosa, pero no le descubro las mañas. -¿Qué harás ahora, a la vuelta de tanta gloria? -Desaparecer. Mercedes y yo vamos a buscar a los niños en Bogotá, y luego iremos a pasear por Asunción, Lima, Montevideo, no lo sé. Dentro de un mes nos instalaremos en Barcelona. Está a orillas del mar, es barata, y porque mientras no me llene de amigos tendré la paz debida para escribir otra novela. ¿Por qué no vienes con nosotros? -Ahora no. Iré a visitarte cuando menos lo esperes. Ve a buscar a los niños y quédate en Buenos Aires. Cuando se acostumbren a verte por la calle dejarán de abrazarte. ¿No viste lo que le pasa a Borges? Camina por todas partes inadvertido. -Ustedes son los que no saben dónde están. Buenos Aires queda en el confín del mundo. Cuando llegas a esta ciudad, ya no puedes ir a ninguna parte. Aquí se acaban todos los caminos. Si te pones a mirar los mapas, te asfixias. Sientes que el planeta te pesa en las espaldas y que te puede caer encima en cualquier momento. -¿A qué horas es tu vuelo a Bogotá? -le pregunté. -A la una, creo. Salí de mi casa a las 12.30. Había un accidente en la Avenida del Trabajo, que entonces era el camino obligado al aeropuerto, y eso me dio el pretexto perfecto para llegar tarde. El día estaba encendido por una luz cegadora y en el cielo no había una sola nube. Desde el acceso al aeropuerto vi la silueta del avión colombiano que se elevaba con una osadía vertical y me quedé un rato allí, alzando tontamente una mano en señal de adiós. El avión entró en el círculo del sol, se convirtió en un punto diminuto, y al cabo de un rato se perdió en su luz de gloria. <strong>Por Tomás Eloy Martínez Para LA NACION</strong> </div><div><strong><span style="font-size:85%;">photo : <a href="http://www.colitafotografia.com/">Isabel Steva Hernández (Colita)</a></span></strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-75756716081823711822007-05-29T11:25:00.000-07:002007-05-29T11:32:45.462-07:00Buenos Aires, de Jorge Luis Borges (1964)<div align="left"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rlxw2YbhFVI/AAAAAAAAAdg/l6lHEV50awM/s1600-h/casa+rosada2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5070051360085448018" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rlxw2YbhFVI/AAAAAAAAAdg/l6lHEV50awM/s400/casa+rosada2.jpg" border="0" /></a><br /><div align="left">Y la ciudad, ahora, es como un plano</div>De mis humillaciones y fracasos;<br />Desde esa puerta he visto los ocasos<br />Y ante ese mármol he aguardado en vano.<br />Aquí el incierto ayer y el hoy distinto<br />Me han deparado los comunes casos<br />De toda suerte humana; aquí mis pasos<br />Urden su incalculable laberinto.<br />Aquí la tarde cenicienta espera<br />El fruto que le debe la mañana;<br />Aquí mi sombra en la no menos vana<br />Sombra final se perderá, ligera.<br /><br />No nos une el amor sino el espanto;<br />Será por eso que la quiero tanto.<br /><br /><strong><span style="font-size:78%;">ilustración : <em>de otro color</em>, por Bertini</span></strong><br /></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-1541468649950708952007-05-16T09:58:00.000-07:002007-05-18T09:13:21.804-07:00preferencias<a href="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RktVWYbhFHI/AAAAAAAAAbs/7S4kOAacKRM/s1600-h/autora2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5065236048911602802" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RktVWYbhFHI/AAAAAAAAAbs/7S4kOAacKRM/s400/autora2.jpg" border="0" /></a>Prefiero el cine.<br />Prefiero los gatos.<br />Prefiero los robles a orillas del río.<br />Prefiero Dickens a Dostoievski.<br />Prefiero que me guste la gente a amar a la humanidad.<br />Prefiero tener en la mano hilo y aguja.<br />Prefiero no afirmar que la razón es la culpable de todo.<br />Prefiero las excepciones.<br />Prefiero salir antes.<br />Con los médicos prefiero hablar de otra cosa.<br />Prefiero las viejas ilustraciones.<br />Prefiero lo ridículo de escribir poemas a lo ridículo de no escribirlos.<br />En el amor prefiero los aniversarios que se celebran todos los días.<br />Prefiero a los moralistas que no me prometen nada.<br />Prefiero la bondad del sabio a la del demasiado crédulo.<br />Prefiero la tierra vestida de civil.<br />Prefiero los países conquistados a los conquistadores.<br />Prefiero tener reservas.<br />Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.<br />Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.<br />Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.<br />Prefiero los perros con la cola sin cortar.<br />Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.<br />Prefiero los cajones.<br />Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado a muchas otras que tampoco he dicho.<br />Prefiero el cero solo al que hace cola en una cifra.<br />Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.<br />Prefiero tocar madera.<br />Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.<br />Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad de que todo tiene una razón de ser.<br /><em>(gracias, <a href="http://gatainsomne.blogspot.com/">gata insomne</a>: lo pesqué en tu blog, lo envié a algún amigo y fue tal la respuesta que decidí colgarlo aquí)<br /></em><br /><strong>Wislawa Szymborska</strong>/Kórnik, Polonia, 1923<br />Premio Nobel de literatura en 1996<br /><strong><span style="font-size:78%;">bso : michel legrand</span></strong>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-33255744230086177562007-04-11T15:57:00.000-07:002007-05-13T09:22:24.658-07:00inéditos<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5052309793396206434" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/Rh1o_SKbq2I/AAAAAAAAAXc/kCtspGM9JTw/s400/bukowski.jpg" border="0" />Yo nunca os aconsejaré que escribáis nada, porque lo importante es hablar y decir a nuestro vecino lo que sentimos y pensamos. Escribir, en cambio, es ya la infracción a una norma natural y un pecado contra la naturaleza de nuestro espíritu. Pero si dais en escritores, sed meros taquígrafos de un pensamiento hablado. Y nunca guardéis lo escrito, porque lo inédito es como un pecado que no se confiesa y se nos pudre en el alma, y toda ella la contamina y corrompe. Os libre Dios del maleficio de lo inédito. <strong><em>Antonio Machado</em></strong><br /><strong><em></em></strong><br /><strong><span style="font-size:78%;">ilustración : burke </span></strong><br /><strong><span style="font-size:78%;">BSO : everything but the girl, rufus, cat power</span></strong>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8927361308631113162.post-12230206949060088922007-04-03T16:30:00.000-07:002007-04-06T03:18:05.430-07:00La Conspiración Cronópica<div align="right"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5049350048093946594" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_WyKkRhIHsG8/RhLlHbs9wuI/AAAAAAAAAXE/0rgFkDQDkcM/s400/cortazarnoviemgde.jpg" border="0" />Entre 1952 y 1959, en París y en Roma, <a href="www.juliocortazar.com.ar">Julio Cortázar </a>escribió una serie de relatos breves que el mundo conocería como Historias de Cronopios y de Famas . Los “famas”, claro está, o eran autores consagrados o ciudadanos con la vaca atada. Las “esperanzas” eran una multitud de amargados atados a la ilusión de picotear alguna ventaja de los primeros. Y finalmente estaban los “cronopios” (Cortázar era uno de ellos): minoría inclasificable. nacida para cosas inapreciadas, como observar el sobrevuelo de las babas del diablo sobre los autos que corren hacia ninguna parte. Poco tiempo después, algunos jóvenes poetas de Buenos Aires descubrimos nuestra raigambre cronópica. Y claro está, el Julio se sumó a nuestras complicidades proféticas.Quienes protagonizamos los Años Sesenta –aquí, allá y en todas partes– sabemos que constituyeron una década revolucionaria en el sentido intrínseco del término: “cambio importante en el estado de las cosas”. No apuntábamos al “cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación” (sentido extrínseco tradicional) sino que anhelábamos la transformación profunda del acto de existir en este planeta. Simultáneamente, cabe consignarlo, hubo quienes apostaron a la utopía de la violencia y al revolucionismo armado tradicional, desde el padre Camilo Torres en Colombia, o los insurgentes de Argelia contra el colonialismo francés, hasta el episodio de Ernesto Che Guevara en Bolivia. Todos ellos con desenlace trágico. Más allá de tales episodios violentos, e independientemente de los resultados del torbellino (contra)cultural pacífico e innovador que agitó a toda una generación durante aquellos años vertiginosos, lo innegable es que los ’60 se grabaron en la historia como una divisoria de aguas, como uno de esos trazos originales profundos que mucho tiempo después permiten definir un “antes” y un “después”. Fueron los años de la Beatlemanía, la prensa alternativa, la antipsiquiatría, las comunidades intencionales, el rock progresivo, las (anti) universidades libres, el movimiento pacifista contra el conflicto en Vietnam, el Poder Negro, los hippies, la psicodelia, la migración de gurúes asiáticos hacia Occidente, el festival de Woodstock, la internacional situacionista, el Mayo francés, el teatro del absurdo, la poesía visionaria, el misticismo profético, la Bossa Nova, las nuevas “olas” del cine europeo y de las Américas, Astor Piazzolla, los sacerdotes para el Tercer Mundo, la “nueva izquierda”, y mucho más. Por ejemplo: el Movimiento Nueva Solidaridad de poetas y artistas de las Américas, también denominado Acción Poética Interamericana, que contó con el aval de autores reconocidos como Julio Cortázar, Henry Miller y Thomas Merton. En vez de aspirar a ocupar el sitial de los poderes corruptos, belicistas y obsoletos (verticalistas) de aquellos tiempos, se trataba de tomar el propio poder (horizontalista) de creación y de experimentar modalidades diferentes de la vida en común. Por primera vez en la historia humana, el vértigo generativo tomaba un cariz planetario. Aunque, cabe reconocerlo, no llevó su energía y su inspiración hasta sus últimas consecuencias. Por un lado, gran parte de los sesentistas se quedó en el malabarismo con los símbolos y no se entregó plenamente a las ceremonias de mutación personal y colectiva: coqueteó con el ritual pero no se sumergió en las ceremonias básicas de la creación de una “nueva sociedad”. O tal vez, no alcanzó a reunir el quórum necesario para convertir las palabras inspiradas en acciones irresistibles. Por otra parte, desde los países centrales, el Sistema anti-juvenil reaccionó de inmediato: convirtió en “moda” (artículo de consumo) las facetas menos desestabilizadoras de los contestatarios, trivializó y distorsionó mediante la televisión, el cine comercial, las revistas frívolas y un rock manipulado las instancias más desafiantes y, finalmente, silenció (marginó o reprimió) las argumentaciones generacionales que no se prestaban a hacer concesiones de carácter contemporizador. Y donde “hizo falta”, apretó impunemente el gatillo: el caso más arquetípico fue la llamada Masacre de Tlatelolco (Plaza de las Tres Culturas, México, Octubre 2 de 1968), donde varias centenas de estudiantes rebeldes y desarmados murieron tiroteados por la policía estatal. En 1962, hace algo más de cuarenta años, soñé una red panamericana de poetas que bauticé como Movimiento Nueva Solidaridad (MNS). Secundado por el cronopio Antonio “Giorgio” Dal Masetto (y una ayudita de Juan Carlos De Brasi), editaba la revista literaria Eco Contemporáneo, y éramos tan desconocidos que hasta nuestros padres solían recibirnos en casa con la pregunta: “¿Qué puedo hacer por usted?”. Mi papá tenía un taller artesanal de artículos de cuero en la Capital Federal. El papá del Tano tenía una carnicería en Salto Argentino. No les daba por la literatura. Poca cosa podían hacer por nosotros, salvo bancar nuestros sueños románticos.Intercambiábamos los libros de nuestra biblioteca: yo le pasaba a Kerouac, él me pasaba a Pavese. Giorgio no se impresionó con el invento del MNS y esperó pacientemente algo menos abstracto. Por suerte, éramos tiernos, pacíficos e insobornables (como todos los cronopios) y coincidíamos en campañas muy bien armadas para la seducción de señoritas sabrosas, a menudo estudiantes de filosofía y letras, o, en su defecto, jóvenes actrices. Pero para la conspiración poética debí arreglármelas solo.Siempre creí que el universo es un poema. La Tierra es un poema. La vida es un poema. Cada niño que nace es portador de un poema. Y cada uno de nosotros tiene anidado en su ser un poema único con el cual podría establecer relaciones... si bien eso requiere refinar algunos dones naturales y a la vez desprenderse de algunas nefastas costumbres inoculadas por la cultura materialista que predomina en esta etapa de la historia humana en este planeta.Casi todo el mundo supone que la poesía es un asunto reservado para “los poetas”, hombres o mujeres que accedieron a cierto don por milagro, por accidente o por masoquismo. Pero no es así. La poesía es un don universal, un sentido sutil que navega a través de nuestros sentidos convencionales, pero que por no depender de lo corporal nos permite transitar lo extraordinario. Titila en una órbita que con otro tipo de energías sutiles también transitan los profetas, los visionarios, los santos, los sabios y los inocentes.En una de sus composiciones, el poeta estadounidense Allen Ginsberg –con quien yo intercambiaba correspondencia desde 1959– clamó: “Poeta es Sacerdote” (Poet is Priest). No se refería a una iglesia o a una religión. Aludía a la capacidad de CREAR, algo que no es patrimonio exclusivo de los dioses. De ahí que podamos decir: quien se lo proponga, podría existir poéticamente. No por el poder, la gloria o el dinero. Sino por el deleite de nadar sin lastres por el universo. Mi revista Eco C. coincidió en el tiempo y el espacio con otras revistas y grupos literarios de las Américas: El Corno Emplumado (Margaret Randall y Sergio Mondragón) y Pájaro Cascabel (Thelma Nava) en México, El Pez y la Serpiente (Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal) en Nicaragua, El Techo de la Ballena (Edmundo Aray) en Venezuela, los Tzántzicos (Ulises Estrella) en Ecuador, Los Nadaístas (Gonzalo Arango) en Colombia. El novelista Henry Miller aceptó ser presidente honorario del MNS y del mismo modo, el monje Thomas Merton fue nuestro sacerdote honorario. En febrero de 1964 tuvimos nuestra primera reunión fraternal con muchos otros en la capital de México, y fue para esa ocasión que llegó el mensaje solidario de Cortázar. Su consigna centra expresaba: Cronopios de la tierra americana, muestren sin vacilar la hilacha. Abran las puertas como las abren los elefantes distraídos, ahoguen en ríos de carcajadas toda tentativa de discurso académico, de estatuto con artículos de I a XXX, de organización petrificadora. Háganse odiar minuciosamente por los cerrajeros, echen toneladas de azúcar en las salinas del llanto y estropeen todas las azucareras de la complacencia con el puñadito subrepticio de la sal parricida. El mundo será de los cronopios o no será.” Emitimos un geo-manifiesto que fue rigurosamente ignorado por los suplementos literarios de las Américas: ésa es la gran fuerza cronópica, siempre conquista unanimidades en su contra. Nunca pudimos hacer un segundo encuentro, porque íbamos a concretarlo en Rio de Janeiro y pocas semanas después un golpe militar instauró en Brasil una dictadura que duró casi veinte años. Pero igual, y a lo largo de los años Sesenta, bordamos redes e intercambiamos vaticinios. Luego vinieron otras décadas y otros cronopios. Se sumaron los impulsos del rock progresivo, las batallas del ecologismo y las introspecciones espirituales. Y llegamos al comienzo del siglo XXI con mucho por hacer y rehacer en el mundo.Revivimos aquel ritual cronópico en 1990, cuando Ginsberg convocó al Instituto Naropa de Colorado (Estados Unidos) a todos los veteranos de las siembras poéticas sesentistas. Allí estuvimos con Mario Trejo, Margaret Randall, Gary Snyder, Claribel Alegría, Jerome Rothenberg, Gioconda Belli, Joseph Richey, Anne Waldman, Lawrence Ferlinghetti, Ed Sanders, y muchos más. Otro auténtico congreso panamericano de poesía, que emitió un eco-manifiesto que tampoco nadie divulgó en parte alguna.Han pasado los años. Algunos ya no circulan por las calles del tiempo con sus ojos encandilados por el arco iris del milagro. Y el mundo posmoderno retumba en todos los continentes con su eructo ensordecedor y su olor a Apocalipsis. De modo que, indudablemente, en la primera década de otro siglo ha llegado el momento de salir a proclamar una vez más la balada utopista de la hermandad cronópica. Como decía Ferlinghetti en su Manifiesto Populista:<br />“Poetas, salid de vuestros armarios,<br />abrid vuestras ventanas, abrid vuestras puertas,<br />habéis estado enclaustrados demasiado<br />en vuestros mundos cerrados.<br />Poetas, descended<br />a la calle del mundo una vez más<br />y abrid vuestras mentes & ojos<br />con el antiguo deleite visual.<br />Aclarad vuestras gargantas y decidlo:<br />La Poesía ha muerto, viva la poesía<br />con ojos terribles y fortaleza de búfalo.<br />La poesía cae todavía de los cielos<br />hacia nuestras calles aún abiertas.”<br />Quedaría por recordar que en 1962, también 41 años atrás, dos facciones de generales argentinos se tirotearon entre sí pintadas de azul y de colorado, y en el medio murieron algunos soldaditos conscriptos. El Presidente radical intransigente Arturo Frondizi había sido confinado en la isla Martín García y durante veinte meses (José María Guido) hubo un primer mandatario simbólico que completó el período hasta las elecciones de 1963. La clase política tradicional se organizó para que el peronismo no volviese esa vez al poder (aunque igual lo logró en 1974 con un Perón exhausto). El 31 de julio de 1963 el radical del pueblo Arturo Illia fue elegido Presidente por 2.500.000 votos, ante 1.700.000 votos en blanco (peronistas excluidos) y 1.600.000 votos a favor del ex radical Oscar Alende. Todo parecido con eventos de la realidad actual no es mera coincidencia.En México 1964 también recibimos un mensaje del cronopio Henry Miller, quien resaltaba: “Los poetas de este mundo están centurias más adelantados que los políticos y los estadistas. No esperen el rápido paso de la tiniebla. Tenemos que atravesar todavía un largo túnel. Pero el final está a la vista. Y este final es: libertad.” Las décadas se han sumado inflexiblemente en el corredor de las ilusiones. Según se mire, estaríamos en el peor o en el mejor de los mundos. En el peor, si se contabilizaran todas las infamias que ocurren simultáneamente. En el mejor, si asumiéramos que tanta catástrofe imperante nos exime de las ceremonias de destrucción y nos abre el acceso directo a la reinvención del mundo. Sin concesiones al azar, Cortázar proclamaba que el mundo será de los cronopios, o no será. Oportuna e impecablemente, Albert Camus ya había remarcado: “Tenemos que volver a coser aquello que se ha desgarrado, hacer nuevamente concebible la justicia en un mundo tan evidentemente injusto, hacer que vuelva a adquirir significación la felicidad para los pueblos envenenados por la infelicidad del siglo. Por cierto que se trata de un contenido sobrehumano. Pero el caso es que se llaman sobrehumanas aquellas tareas que los hombres cumplen en muy largo tiempo: he ahí todo.”<br /><strong>Miguel Grimberg</strong> en <a href="http://www.ayeshalibros.com.ar/index.php">Ayesha Libros</a><br /><strong><span style="font-size:85%;">photo : <em>Cortázar con Flanelle</em>, autor desconocido.</span></strong><br /><strong><span style="font-size:85%;">BSO : <a href="http://www.youtube.com/watch?v=9Inlt7AggqY&mode=related&search">Te llevo bajo mi piel...</a></span></strong></div>Dante Bertinihttp://www.blogger.com/profile/14253666090754193629noreply@blogger.com1