martes, 29 de mayo de 2007

Buenos Aires, de Jorge Luis Borges (1964)


Y la ciudad, ahora, es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esa puerta he visto los ocasos
Y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana; aquí mis pasos
Urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana
Sombra final se perderá, ligera.

No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.

ilustración : de otro color, por Bertini

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el precio del poder no tiene precio
magnus

estodojuntoyenminusculas dijo...

Nunca pude entender a Borges.
Cómo siendo ciego podía tener tales visiones?