viernes, 23 de febrero de 2007

¿Quién es más bestia?


Denuncian la caza ilegal del yaguareté
Es una especie autóctona protegida

CORRIENTES, ARGENTINA.- La muerte de un yaguareté a manos de cazadores foráneos en un establecimiento privado de Esquina, en el sur de Corrientes, motivó a la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación a denunciar la explotación turística del denominado servicio de cacería asegurada. Se trata de una práctica difundida en estancias del interior del país que comenzará a ser investigada por la justicia federal a partir de la denuncia presentada ayer, en esta capital, por el subsecretario de Planificación y Política Ambiental, Miguel Pellerano. El segundo de la secretaria Romina Picolotti llegó a Corrientes para denunciar la caza de un yaguareté en octubre del año pasado, en un campo de Esquina. "Nos hemos constituido en querellantes, lo que implica que seguiremos de cerca la evolución de la investigación que habrá de iniciar ahora el juez federal Carlos Soto Dávila", informó Pellerano. La cacería del yaguareté constituye un delito federal porque se trata de una especie declarada monumento natural de la Argentina, protegida por la ley de conservación de la fauna silvestre, que tiene como autoridad de aplicación a la Secretaría de Medio Ambiente. "Gracias a eso, pudimos intervenir en el hecho registrado en esta provincia, que es gravísimo porque significa un caso extremo de lo que comúnmente se denomina cacería asegurada, un eufemismo para designar procedimientos vergonzosos", dijo Pellerano a LA NACION.
Sin agua ni comida
El funcionario reconoció la existencia, en Corrientes, de complejos turísticos dedicados a la organización de safaris con animales silvestres que son previamente capturados, debilitados mediante escasa alimentación y sin suministro de agua, de modo tal que los cazadores los enfrenten en condiciones de total superioridad. "Sueltan a los animales en cercanías de lagunas adonde van a beber. Allí los esperan los cazadores, que pueden matarlos y llevarse un trofeo como recuerdo de su aventura", detalló Pellerano. El funcionario advirtió que no siempre la secretaría conducida por Pocolotti puede tomar cartas en el asunto porque "la potestad sobre la flora y la fauna del país corresponde a las provincias", motivo por el cual es "prioritario coordinar estrategias entre los gobiernos provinciales y nacional para atacar este tipo de emprendimientos turísticos, que nada tienen que ver con el turismo de aventura". Por esa razón, los representantes de la cartera de Medio Ambiente se reunieron con el director de Recursos Naturales de Corrientes, Sergio Zajarevich, con quien evaluaron las pruebas presentadas por Pellerano en la denuncia. Entre los elementos aportados aparecen fotografías y testimonios de organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de las especies en peligro de extinción, como la llamada Red Yaguareté. La denuncia contempla la posibilidad de que las estancias convertidas en cotos de caza se sirvan de una red dedicada a capturar animales exóticos en otros puntos del país para luego trasladarlos a Corrientes. Es lo que pudo haber sucedido con el yaguareté acribillado en Esquina a fines de 2006, dado que la especie dejó de observarse en esta parte del país desde hace más de 50 años y actualmente se limita a los yungas de Salta y Jujuy, al Chaco seco y a la selva misionera.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Pinamar será una "ciudad del arte"


Quieren emular a Bilbao y a Barcelona y atraer turistas durante todo el año
PINAMAR.- Con el propósito de que la ciudad sea un lugar turístico más allá de la temporada de verano y con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, en el espacio El Ojo de las Artes se presentó el proyecto Fundación Pinamar más Arte, una iniciativa privada que promueve el desarrollo de actividades artísticas que amplíen y profundicen la experiencia de vida en este partido. "Buscamos crear en Pinamar una gran obra de arte colectiva que implica, inicialmente, encontrar una identidad de vanguardia amparada en el arte", explicó a LA NACION Flavio Di Francesco, uno de los cinco socios fundadores del proyecto, junto con Javier Casas Rua, Ricardo Casal, Juan Alberto Badía y Sebastián Altmark. Según contó, la idea de la propuesta nació un año atrás, cuando se preguntaron qué le hacía falta a Pinamar para poder recibir visitantes a lo largo de todo el año: "Llegamos a la conclusión de que la ciudad carecía de un montón de cosas y de que la forma más rica de realizar una construcción colectiva era a través del arte", recordó Di Francesco. "Este lugar tiene una gran capacidad para recibir turistas. ¿Por qué atenderlos a todos en sólo un mes?", agregó. Así, en conjunto con muchos otros "pinamarenses", los cinco socios trabajaron durante un año para definir bien la idea, que días atrás fue presentada en sociedad. "Tenemos que lograr que este lugar sea visible durante todo el año, y no que sólo dure lo que dura una temporada", expresó Casas Rua durante la presentación del proyecto, a la que asistieron decenas de personas. Agregó que el próximo abril se creará el marco legal de la fundación y se terminarán de pulir los planes y las estrategias por seguir durante los próximos tres años, para lograr una urbanidad basada en el arte. Pensar desde otro lugar En la sala donde tuvo lugar la presentación del proyecto se exhibieron paneles con diseños varios del artista local Gustavo Díaz, que fueron diseñados exclusivamente para el encuentro, con el propósito de aportar algunos posibles ejes conceptuales que estimularan el desarrollo de una propuesta arquitectónica para el futuro centro de arte contemporáneo, que es uno de los objetivos de la fundación. "Hay que arriesgarse a pensar los espacios, los nombres y las estructuras desde otro lugar. Podríamos, por ejemplo, llamar al jardín de este futuro centro Heliópolis. Tenemos que lograr una transformación social a partir del arte", sostuvo Díaz, al hablar del centro artístico. "Como el Centro Pompidou en París, buscamos crear un hito arquitectónico con contenido propio", dijo Di Francesco. Y aunque aún falta definir dónde edificar ese centro, durante el evento la empresa Pinamar SA ratificó que está dispuesta a donar el terreno para su construcción. Si bien la fundación, en términos legales, aún no fue creada, en enero último dio sus primeros pasos para convertir a Pinamar y a su estilo de vida en una gran obra de arte colectiva. "Uno de estos pasos es el de los carteles en las casas de la inmobiliaria de Flavio [Di Francesco], que en vez de decir vende o alquila muestran una obra de arte. Esta es una manera de mostrar que un cartel comercial puede ser mucho más que eso; puede tener un contenido artístico y así cambiar su concepto comercial", contó Casas Rua. El otro paso que dio Pinamar más Arte fue la puesta en marcha del proyecto Artes Visuales en el Hotel Playas, que plantea la realización de un bloque de cuatro muestras de artistas nacionales en los meses de enero y febrero y cuyo eje rector es la noción de site-especific, un concepto que piensa el espacio de exposición como lugar único y específico y lo introduce como parte de la obra. "El Hotel Playas es un emblema del patrimonio edilicio de Pinamar y, al igual que el muelle, es un lugar sobre el que se puede trabajar artísticamente", sostuvo Casas Rua. Estos son apenas los primeros pasos de una fundación que promete mucho. "Tenemos que buscar la forma orgánica de trazar lazos entre todos. Por eso estamos trabajando mucho en la calle, con los vecinos, las empresas, los comercios y las asociaciones, para captar las necesidades del lugar y marcar las pautas por seguir", dijo Di Francesco. "Como Bilbao o Barcelona, queremos que el arte tenga un nuevo lugar en el mundo. Y ese lugar es Pinamar", finalizó.

Por Adriana M. Riva, Enviada especial.

sábado, 17 de febrero de 2007

violaciones

MAR DEL PLATA.– 17 de febrero de 2007. El fallo lo firmó a solas, con una estampita de la Virgen de Lourdes como única compañía sobre su escritorio. La misma imagen que poco antes había ido a venerar a la gruta cercana al puerto local, donde, incluso, pidió confesarse con uno de los sacerdotes para plantear el dilema que debía resolver pocas horas después: autorizar a una menor de 14 años a interrumpir su embarazo, producto de una violación de su padrastro. Si hasta sintió que durante la misa le hablaban a ella cuando se elevaba una oración por los enfermos y se les demandaba luchar más por la vida a quienes tienen responsabilidad sobre la salud de otros. Regresó con la tranquilidad de actuar a conciencia y, ya en su despacho, resolvió el caso que la desvelaba. La jueza Silvina Darmandrail, titular del Tribunal de Menores N° 1, fundamentó su decisión en el artículo 86 del Código Penal que establece la práctica del aborto terapéutico cuando la salud de la encinta corre peligro. Ayer aclaró a LA NACION que no se refiere sólo a consecuencias físicas para la menor. "Se la expone a una patología psiquiátrica severa e irreversible", se lee en uno de los fundamentos de la resolución. El fallo es inédito y ya fue apelado por la asesora de menores que interviene en la causa en representación del bebe en gestación. Incluso dejó planteado un recurso de inconstitucionalidad. Los jueces Ricardo Favarotto y Marcelo Riquert, integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, ayer se declararon incompetentes en la causa por entender que el delito no está consumado y derivaron las actuaciones a sus pares del fuero civil. Y no sorprenderá que, con respuestas a favor o en contra en esta instancia, el caso deba ser resuelto por la Corte Suprema de la Nación. La víctima, identificada en la causa como V. O., había mantenido silencio sobre el accionar de su padrastro que, según se pudo conocer, ya había abusado de ella en más de una oportunidad. Pero el embarazo sólo se confirmó tras una ecografía a la que fue sometida porque se quejaba de dolores y pérdidas de flujo vaginal. La gestación transita la novena semana y por ello la jueza exige pronta resolución. Entre lágrimas, la adolescente les suplicó a Darmandrail y a las peritas que resolvieran "ya" su caso. "Quiero que me saquen eso", pidió una y otra vez con permanentes y elocuentes referencias de rechazo a la criatura. Abusador prófugo El acusado de violación era la pareja estable de la madre de la adolescente embarazada. La mujer lo denunció y ahora está imputado del delito de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante, pero aún no fue detenido. La madre de la menor ratificó que solicitó ante la Justicia un aborto terapéutico para liberar a su hija de un bebe que no buscó y, además, tener pruebas firmes -un estudio de ADN del feto- que permitan condenar al autor de la violación. Darmandrail destacó la intervención de las asesoras de menores Adriana Franco y Silvia Fernández, la primera en representación de la embarazada y la otra del bebe en gestación. Ahora no se descarta que los camaristas que reciban la causa quieran escuchar a la víctima antes de resolver. La jueza tiene dos hijos y fervientes convicciones religiosas. Una condición evidente desde el destacado rosario que cuelga de su cuello y la decena de imágenes religiosas, entre ellas santos y vírgenes, que son parte de una pulsera que lleva en la muñeca derecha. "La nena no quiere hablar más", dice. Paciente en riesgo Darmandrail acompañó su resolución con un informe del Comité de Bioética del Hospital Privado de la Comunidad, que reúne a profesionales de distintas disciplinas. "Es una paciente en riesgo psíquico", dijeron médicos y psicólogos que, además, advirtieron sobre la posibilidad de muerte si la menor se practica el aborto sin la debida asistencia profesional. La adolescente tiene dos hermanos, de 12 y 13 años, producto del primer matrimonio de su madre. A su padre biológico le perdió el rastro cuando era muy pequeña. Pero no dudaba en decirle "papá" a quien durante los últimos nueve años había sido el concubinario de su madre y padre de otras dos hermanas de 5 y 3 años, fruto de esta última relación. El abusador tiene paradero desconocido. La jueza mantiene en vigencia una prohibición para que se acerque al domicilio de la que era su familia. La jueza sostuvo que una violación provoca un trauma grave y que avanzar con el embarazo "genera otro aún mayor en la psiquis de esta adolescente". Autoriza la práctica del aborto terapéutico y ordena que sea realizado por profesionales del Hospital Interzonal Especializado Materno-Infantil (Hiemi). Desbordada La jueza sostiene que la menor atraviesa un sufrimiento que amenaza con desbordarla. Incluso la adolescente hizo referencias a acciones violentas que podrían derivar en la interrupción del embarazo. "¿Se me va si me tiro de un médano?", preguntó en uno de los contactos con peritos de la causa. Frente a este cuadro de desesperación, la menor está recibiendo asistencia profesional del equipo de psicología del Hiemi. Beatriz Malbrán, perito psicóloga del Tribunal de Menores, insistió en que el avance del embarazo implica un serio riesgo mental para la menor. "No se la puede exponer a consecuencias futuras aún más graves", dijo a LA NACION. Además, resaltó el rechazo que V. O. siente por el bebe que está gestando: "Lo menciona como «eso», y lo señala como ajeno a su cuerpo", detalló. Incluso mencionó como ejemplo de ese vínculo roto el caso de Romina Tejerina, la joven jujeña condenada. También quedó en claro el conflicto familiar que le genera a V. O. la posibilidad de dar a luz un bebe que sería hijo de su padre adoptivo y sobrino de sus hermanas de sangre y hermano y sobrino a la vez de las hijas de su violador. La adolescente se pregunta una y otra vez: "¿Cómo se lo voy a explicar?". Por Darío Palavecino Corresponsal en Mar del Plata del diario La Nación de Buenos Aires.

viernes, 9 de febrero de 2007

evento


Aportación de Javier Salvat para La parida de Andreu Martin:

"Yo tengo un sueño muy ligero y la noche pasada noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de la casa. Me levanté silenciosamente y me quedé siguiendo los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño. Como mi casa es muy segura, con rejas en las ventanas y puertas de seguridad, no me preocupé demasiado, pero estaba claro que no iba a dejar al ladrón allí, contemplándolo tranquilamente. Llamé bajito a los Mossos d'Esquadra e informé sobre la situación y di mi dirección. Me preguntaron si el ladrón estaba armado o si ya estaba dentro de la casa. Aclaré que no y me dijeron que no había ninguna patrulla cerca para ayudar, pero que iban a mandar a alguien tan pronto como fuera posible. Un minuto después llamé nuevamente y dije con voz calma:
-Hola, hace un rato llamé porque había alguien en mi jardín. No hay necesidad de que se apuren. Ya he matado al ladrón con un tiro de escopeta del 12, que tengo guardada para estas situaciones. ¡Joder! ¡El tiro lo ha destrozado! Está hecho una mierda.
Pasados menos de tres minutos, había en mi calle 5 coches de los Mossos d'Esquadra, un helicóptero, una unidad de rescate, un equipo de TV, una abogada de los de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo. Ellos agarraron al ladrón in fraganti, quien estaba mirando todo con cara de asombrado. Tal vez él estuviese pensando que era la casa del Jefe de los Mossos d'Esquadra. En medio del tumulto, un inspector se aproximó y me dijo:
- Creí que había dicho que había matado al ladrón.
A lo que yo le contesté:
- Creí que me habían dicho que no había nadie disponible..."
(ilustración : oski)

martes, 6 de febrero de 2007

Una visión del futuro

Los humores del clima desconciertan. En los suburbios de Nueva York, los techos de las casas amanecen a veces erizados de estalactitas, y al día siguiente un inesperado calor de verano las obliga a desplomarse. A comienzos de enero, un huracán extraviado de los trópicos barrió el occidente de Alemania y derribó más de veinte millones de árboles. Dos meses antes, témpanos desprendidos de la Antártida navegaron hasta la costa de Nueva Zelanda y dieron otra señal de que los polos se deshielan y el nivel de los mares sube sin pausa. Las mudanzas del clima no sólo son caprichosas. También se están convirtiendo en una fuerza asesina. El antropólogo inglés Chris Stringer, en su excelente libro Homo Britannicus , describe los bosques del condado de Suffolk, al sudeste de Inglaterra, poblados por lobos, leones y elefantes hace dos mil siglos. Una de las ilustraciones de su obra muestra a los antepasados del hombre de Neanderthal cazando hipopótamos y devorando el cerebro de crías humanoides en parajes de Anglia que no difieren de los que se ven en Congo y Ghana. El calor del paleolítico era entonces húmedo e infernal. Después, los hielos se desquitaron y avanzaron hasta el paralelo 50 del hemisferio norte, la latitud aproximada de Vancouver y de Hamburgo. Al Sur, sobre la Patagonia entera caía una eterna noche polar. Desde hace más de una década el planeta regresa hacia un calor inhóspito. Se suceden fenómenos inexplicables. A fines de diciembre pasado, en la autopista que une Filadelfia con Nueva York, los automóviles quedaron paralizados por una lluvia torrencial y violenta que clausuraba el horizonte. La borrasca cubría un radio de dos kilómetros: atrás y adelante se alzaba, en cambio, un sol pleno y tibio. Todas esas protestas de la naturaleza podrían parecer anuncios del Apocalipsis, pero son apenas demostraciones de la estupidez humana, que lleva décadas envenenando la atmósfera. Las mudanzas del paleolítico eran naturales e inevitables. Las de ahora son voluntarias simientes de un suicidio masivo. Julio Verne, que vislumbró el submarino, la televisión, los combates aéreos, las redes virtuales y -en sus últimas novelas impregnadas de pesimismo- los campos de concentración y los genocidios, también imaginó el fin de la vida humana en El eterno Adán , su ficción póstuma.La escribió en un par de semanas, en 1905, deslumbrado por las ideas del eterno retorno y de la muerte de Dios que lo habían fascinado en el Zaratustra de Nietzsche. Nada de eso sabía yo cuando descubrí a Verne, al principio de la adolescencia, y me dejé seducir por cada uno de sus viajes extraordinarios. Dejé de frecuentarlo sólo cuando Borges me convenció, fugazmente, de que era un escritor sin importancia. Recuerdo muy bien el día de mi primera desilusión. Yo había cumplido ya dieciséis años cuando en el camino de mi lectura se cruzó una página de Otras inquisiciones titulada El primer Wells . Con su habitual absolutismo, Borges predicaba allí la inapelable superioridad del novelista inglés. "H. G. Wells -insistía- fue un admirable narrador; [...] Verne, un jornalero laborioso y risueño. Verne escribió para adolescentes; Wells, para todas las edades del hombre." Los jóvenes de provincia aceptábamos entonces los dictámenes de Borges como algo sacramental. Si a él no le gustaba Verne debía ser por razones que excedían nuestra inteligencia. Según El primer Wells , las ficciones de Verne sólo "traficaban en cosas probables": no había en ellas el menor asomo de invención. Y aunque la mejor poesía respiraba en algunas de sus metáforas más certeras, yo descreía de mi placer y prefería confiar en Borges. Ignoré torpemente la belleza del volcán que vierte fuego en el ápice del Polo Norte hacia el final de Las aventuras del capitán Hatteras, me desentendí de las escenas en que, tanto allí como en Viaje al centro de la Tierra , el mar y el cielo se inmovilizan en una sola trenza, y la noche respira mansamente bajo los relámpagos del sol. Tardé algún tiempo en volver a los viajes extraordinarios pero, desde que lo hice, no pasó un solo año sin que, releyéndolos, descubriera que, detrás de una escenografía falsamente ingenua, se desplegaban atlas de naturalezas imaginarias y teologías que completaban los dibujos de Lautréamont y Rimbaud. El eterno Adán es la más misteriosa de todas las novelas de Verne. Si uno se abre a sus infinitas posibilidades de lectura, advierte que cualquier realidad cabe en el laberinto de sus metáforas. El narrador es el zartog Sofr-Ai-Sr, sabio de una civilización muy refinada, en cuyo nombre el propio Borges creía ver un anagrama de Zaratustra. Como un eco remoto de las ideas positivistas, el zartog cree que la historia evoluciona en línea recta y que no retrocede. Se equivoca. Cierto día, en el fondo de un pozo, descubre un rollo de hojas superpuestas escritas en una lengua desconocida. La lengua es el extinto francés. El planeta ha sucumbido a un maremoto colosal, presagio de los tsunamis del siglo XXI. El avance de los océanos ha borrado los continentes y las tierras firmes. Sólo un grupo ínfimo de náufragos sobrevive a la catástrofe. A diferencia de lo que sucedía en La isla misteriosa o Dos años de vacaciones , que exaltaban el ingenio humano, en El eterno Adán hay sólo corrupciones, ambición y decadencia. Poco a poco, los náufragos pierden el sentido del tiempo, la noción de la propiedad común y el deseo de vestirse. Uno de ellos desgarra a otros dos en el afán de ser reelegido como jefe. La vida se convierte en una búsqueda incesante de comida. "Comer, comer es nuestro perpetuo objetivo", escribe Verne. "Comer es nuestra preocupación exclusiva." Y la prehistoria empieza otra vez, el hombre se convierte de nuevo en un oscuro Sísifo que alza sus piedras desde la nada. Pasan milenios, nuevas edades de piedra y guerras como las homéricas hasta que la civilización, de modo lento y sangriento, se yergue otra vez, aunque de otra manera. Ciertas sabidurías se recuperan de lenguas que han muerto en la prehistoria -el francés, el inglés, el mandarín- y tanto las artes como las ciencias son otra cosa. El pasado retorna convertido en tragedia, en desmemoria, en negación del individuo. La especie humana se ha destruido a sí misma y no hay recuerdo en el zartog del Dios cristiano de Verne. Dios es en ese futuro muchos dioses, todos crueles y sedientos de sacrificios. Los surrealistas rescataron a Verne como poeta. Los antropólogos y los biólogos de este milenio verifican que sus videncias eran, en verdad, conclusiones de una razón implacable. Hace cien años, Verne vislumbró en El eterno Adán que los desatinos del clima son el síntoma de una enfermedad que podría desencadenar el fin de la especie. A un maremoto como el que mató a casi trescientas mil personas en las costas del océano Indico a fines de 2004, podría suceder otro mayor o una cadena de ellos. Desde el comienzo de los tiempos, el hombre se ha negado a admitir sus límites. Esa ceguera le ha permitido ir cada vez más allá, pero también, lanzándolo a un incierto abismo, podría devolverlo al principio y a la nada de la que ha surgido.

*Por Tomás Eloy Martínez para el diario La Nación.